lunes, 25 de junio de 2012

LA CAJA DE PANDORA DE LA REFORMA A LA JUSTICIA ... HASTA CUANDO?

Esta semana el país despierta más confundido que como terminó la semana anterior.

La aprobación del esperpento de Acto Legislativo de Reforma a la Justicia el pasado miércoles 20 al filo de la media noche, desato la peor crisis política de los últimos años en Colombia. El gobierno perdió a uno de sus alfiles, el Ministro de Justicia Juan Carlos Esguerra, cuya cabeza rodó como consecuencia del estruendoso fracaso de la Reforma y de las imprevisibles consecuencias institucionales de su entrada en vigencia. El presidente de la Cámara de Representantes y tal vez uno de los delfines más promisorios del Liberalismo, tuvo que agachar la cabeza y reconocer que se equivocó de manera flagrante al no tomarse la molestia de leer el texto final de la conciliación y, no obstante, forzar su aprobación en la plenaria del Congreso esa fatídica noche. La mayoría de los congresistas de la Comisión de Conciliación -6 senadores y 4 representantes- se lavaron las manos y buscaron escondederos de a peso para eludir su responsabilidad ante la creciente ola de indignación que se desató en el país. . Los magistrados de las Cortes se declararon perplejos ante la magnitud de los desafueros de la Reforma, después de haberse congraciado con las gabelas que les fueron otorgadas en el curso de las negociaciones con el Gobierno y los parlamentarios. Hasta el propio Presidente tuvo que salirle al paso a la ola de indignación y haciendo grandes malabarismos políticos y jurídicos anunciar sus objeciones al texto de la Reforma aprobada por el Congreso.

Sin embargo, la decisión del Gobierno parece caer en un verdadero limbo jurídico al carecer de facultades constitucionales para objetar un Acto Legislativo que es facultativo del Congreso. Al mismo tiempo, toman fuerza dos iniciativas que convocan al constituyente primario a hacer uso del poder revocatorio que le otorga la misma Constitución Política: de una parte, la iniciativa ciudadana de convocar a un referendo revocatorio del Acto Legislativo ilegitimo promovida por organizaciones de la sociedad civil y a la cual se sumaron ya varios sectores políticos de oposición. De otra parte, la convocatoria a una constituyente por parte de los sectores uribistas que ven en esta coyuntura la gran oportunidad de poner en marcha su proyecto de la Asamblea Constituyente para reformar la Constitución del 91, a la cual le indilgan el origen del descalabro político y de los impedimentos del Presidente Uribe para retornar al poder.

Ambas iniciativas constituyen una cuenta de cobro contra el capital político del Presidente Santos y de concretarse constituirían un freno a sus aspiraciones reeleccionistas, Por estas razones, el Gobierno ha decidido jugársela a fondo por el hundimiento de la reforma. Para lo cual ha convocado a sesiones extras al Congreso los días miércoles y jueves de la presente semana. El Gobierno aduce que existen “dudas de ilegitimidad” en el trámite de la reforma y que, por lo tanto, resulta “altamente inconveniente que la reforma sea enmendada por el Congreso”.

Independientemente que está desesperada salida política sea constitucional o no, lo cierto es que la reforma resulto ser una verdadera “Caja de Pandora” que desató todas las tormentas políticas que el Gobierno nunca se imaginó cosechar. Y, sea cual sea el desenlace final de esta tormenta, la gobernabilidad del Presidente Santos se verá seriamente afectada y a partir del próximo 20 de julio la Unidad Nacional comenzará a resquebrajarse terminando con su prolongada “luna de miel”.

Al Presidente le esperan dos años con el sol a las espaldas.

lunes, 18 de junio de 2012

UN PASO ADELANTE Y DOS PASOS ATRÁS


LA MOVILIDAD DEL ALCALDE PETRO: Un paso adentate y dos pasos atrás?

Las recientes decisiones tomadas por el Alcalde Petro en materia de movilidad y recambios en el equipo de gobierno, constituyen -sin lugar a dudas- un avance frente a la inacción prolongada de su administración que estaba haciendo agua en su precaria gobernabilidad. En particular, la decisión de introducir cambios significativos en el mecanismo del “pico y placa” representa un paso adelante y en la dirección prometida en la campaña de desmontar “gradualmente” las restricciones impuestas a la movilidad por el “pico y placa”. Por encima de la polémica desatada por decisión, la medida significa que el Alcalde le apuesta al mecanismo de la regulación para paliar el embrollo de la movilidad y de esa forma anticiparse a los efectos que las reiteradas demoras en la entrada en operación del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) le pueden causar a su precaria gobernabilidad. Todos sabemos que los “plazos políticos se vencen” y las “deudas se pagan” políticamente y, en este sentido, en contra del limitado capital político del Alcalde Petro.

Acudir al mecanismo de la “regulación” constituye un reconocimiento de que dentro del arsenal de instrumentos de la política pública, la expedición de esta clase de “normas” aún puede traer efectos benéficos en la movilidad de la ciudad. En efecto, el cambio en la regulación de los tiempos y los espacios de circulación del abultado parque automotor –que de acuerdo con las estimaciones de los expertos de la movilidad puede estar cerca del millón doscientos mil vehículos- puede ayudar a racionalizar la movilidad. Reduce la inmovilidad de los coches en un 25%, al pasar de las 112 horas/mes actuales a 84 h/m por el mecanismo de los pares e impares. Y desplaza su circulación de llamadas “horas pico” a las “horas valle”. Lo cual, en términos llanos significa un incremento potencial en la circulación de vehículos en las horas valle del 65%. Si los supuestos del modelo matemático funcionan, es posible que más del cincuenta por ciento de estos carros NO circulen porque pertenecen a empleados que están sujetos a horarios inflexibles que les impide usarlos en estas horas valle. Lo cual quiere decir que el incremento real será de aproximadamente el 30% en la circulación diaria de vehículos. En segundo lugar, la novedad de la medida está en crear una zona de exclusión: el sur de Bogotá, a partir de la Av. Primero de Mayo. Por tratarse de una zona con predominio de población los estratos 1 y 2 que no poseen vehículo particular y hacen uso frecuente del transporte público, la medida favorece a aquellos contados propietarios de vehículos particulares que los utilizan como medio de trabajo (informal por supuesto). Tal vez el caso más emblemático sea el de los transportistas particulares que realizan “acarreos” en el caótico mercado de Corabastos. Lo cual incrementará la puja en esta congestionada Localidad de Bogotá. Tamaño lio que deberá afrontar el nuevo Secretario de Desarrollo Económico para hacer efectiva la estrategia de abastecimiento alimentario y provisión de las Plazas de Mercado.

Sin embargo, lo que se podría ganar en eficiencia y equidad en la nueva disposición del mecanismo de regulación de “pico y placa” se puede perder en materia de congestión, autorregulación y contaminación. Tal como lo ha descrito la teoría de juegos (Tucker, 1950), en el famoso “dilema del prisionero”, acá estamos frente a un juego que NO es de suma cero, por cuanto el uso que hacemos los particulares de esta norma no depende de la medida misma sino de OTROS factores situacionales –raison d’humanité-, tales como las percepciones de “ventajas” o ganancias ocasionales que se pueden obtener con el incumplimiento y de las sanciones –de todo tipo- que puedan hacerse efectivas. De tal manera que, la sumatoria de las decisiones individuales se alejará cada vez más del óptimo social. La larguísima fila de los “incumplidos” tenderá siempre a incrementar los niveles de congestión del tráfico y, lo que es aún peor, los niveles de contaminación. En síntesis, lo poco o casi nada que se puede ganar en movilidad se va a perder en deterioro de las vías y del medio ambiente.

Estas reflexiones de política pública, nos conducen a pensar que está clase de decisiones, cuando no van acompañadas de una seria e integral planificación pueden devolverse como un bumerang. La regulación para que sea efectiva debe venir acompañada de otras acciones públicas tales como: decisiones en materia del Sistema Integrado de Transporte Público, inversiones en ampliación, mejoramiento de vías, y promoción de la cultura ciudadana, etc.…

Mientras estas decisiones NO sean integrales estaremos expuestos al famoso paradigma leninista de …un paso adelante y dos pasos atrás

martes, 12 de junio de 2012

CAFÉ AMARGO


Hace un par de semanas asistímos a la presentación de una publicación sobre la Crisis y Transformaciones del Mundo del Café. Este libro, bellamente editado por la Universidad Javeriana, se ocupa de los resultados de un exhaustivo y cuidadoso examen de las transformaciones ocurridas en el mundo del café durante las últimas décadas y de cómo los diferentes países cafeteros sortearon las situaciones de crisis. Unos con mucho éxito y otros –como es el caso de Colombia- con graves consecuencias para la productividad y competitividad de sus exportaciones.

La caficultura colombiana no logro enfrentar con éxito las vicisitudes del mercado mundial y tampoco pudo aprovechar la reciente expansión del consumo a nivel mundial. Las cifras así lo demuestran. La producción cafetera colombiana cayó hasta ubicarse en 7,8 millones de sacos en el último año, menos de la mitad de la producción que tuvimos durante los tiempos de bonanza. Igualmente, la participación de las exportaciones Colombianas en el mercado cafetero mundial cayó en 7 puntos porcentuales. Situación que fue aprovechada por los nuevos países cafeteros, como Vietnam e Indonesia para desplazar a nuestro país al cuarto puesto en el escalafón mundial. Posición que está siendo amenazada seriamente por países como Perú e India.

En el contexto Latinoamericano, los estudios reunidos y editados por el experto colombiano Mario Samper muestran que mientras países como Brasil, Perú y Costa Rica, lograron importantes transformaciones a sus caficultoras, consistentes en la introducción de innovaciones y la reconversión de los negocios cafeteros. Brasil, el gigante cafetero relocalizó sus áreas productivas hacia las zonas planas y cercanas al mar, logrando así un crecimiento del 13 puntos porcentuales en su participación en el mercado mundial. Perú, un país prácticamente desconocido hasta hace dos décadas en el mercado mundial, logró especializarse en la producción de cafés suaves (tipo gourmet), ocupando el nicho de mercado donde Colombia tuvo siempre la exclusividad.

De acuerdo con una investigación adelantada por el Banco de la República, la productividad física del cultivo del café en Colombia ha caído cerca del 40%, al pasar de una productividad de 14,4 sacos por hectárea en el 2007, a menos de 8,5% en el 2011. Si bien es cierto, como lo afirma la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), la productividad del cultivo se ha visto afectada por la ola invernal y el envejecimiento de los cafetales, existen otros factores que la Federación se niega a reconocer. En primer lugar, como lo señalan los expertos del Banco de la República, la “excesiva” regulación del mercado interno y la inflexibilidad de las políticas de la Federación, atadas al monopolio de las exportaciones del café excelso. A lo cual se suman, la falta de una política de reconversión del negocio cafetero para enfrentar la reducción y encarecimiento de la mano de obra, el envejecimiento de los cultivadores y la reducción del tamaño de las plantaciones (la “microcaficultura”), han contribuido enormemente a empeorar la crisis de la caficultura colombiana. Tal parece que la Federación prefirió “dormirse sobre los laureles” y ahora tendrá que beberse este “café amargo

lunes, 4 de junio de 2012

¡Es la economía, estúpido!


La célebre frase de James Carville, asesor de la campaña de Bill Clinton en su primera elección, nos sirve para enmarcar la caída con la que tropezó la bolsa colombiana el pasado viernes 1 de junio. El efecto “bola de nieve” que se apoderó de las principales bolsas del mundo confirma el carácter globalizado de las economías y nuestra creciente exposición a los vaivenes de la economía mundial.

En efecto, los gélidos vientos de recesión que soplan en las economías capitalistas europeas. Las desalentadoras cifras del desempleo en los Estados Unidos. Y la desaceleración de las locomotoras del sudeste asiático, China e India, le han quitado el aire a las voces de los expertos nacionales que hasta hace poco proclamaban una era expansiva de la economía colombiana. Las locomotoras colombianas pierden su dinamismo, con la caída de los precios internacionales del petróleo y el café.

Internamente, las modestas cifras de crecimiento del PIB (2011) de los sectores industrial (3,9%) y agropecuario (2,2%) contrastan con el crecimiento del sector minero-energético (14,3%) y el sector financiero (5,8%). Cifras que confirman la preocupación por la “reprimarización” de la economía colombiana, cada vez más dependiente de la volatilidad de los precios internacionales de los commodities. Igualmente, las recientes revelaciones del Simposio sobre el Mercado de Capitales, según el cual en el presente siglo el tamaño del sector financiero colombiano se duplicó hasta constituirse en el 53,5% del PIB. Recorriendo el peligroso camino de la dependencia (path dependence).

Pero más allá de las cifras, debemos indagar por la solidez y la pertinencia de las políticas económicas. El Gobierno Colombiano y el Banco de la República se aferran a las políticas monetarias restrictivas y a políticas cambiarias expansivas que revalorizan el peso colombiano y le hacen perder competitividad a sus exportaciones. En materia fiscal, los excedentes de la bonanza petrolera (regalías) no se están canalizando para resolver los principales “cuellos de botella” del desarrollo: la infraestructura de transporte (red de carreteras y puertos multimodales) y la calidad del recurso humano (educación de calidad y salud).

De esta forma, el país está corriendo el riesgo de profundizar su dependencia del mercado internacional de los commodities y desaprovechar las oportunidades de mejorar la competitividad de sus exportaciones.