jueves, 7 de noviembre de 2013

UN PASO DECISIVO PARA LA PAZ


Luis Alfredo Muñoz Wilches

La firma del segundo acuerdo parcial sobre la participación política, celebrado en La Habana, representa un paso decisivo en el largo camino hacia la terminación del conflicto y el logro del anhelado acuerdo de paz en Colombia. Nunca antes se había avanzando tanto en las negociaciones con la insurgencia, expreso ayer el presidente Santos en su intervención ante el Congreso de la SAC.

El acuerdo llega un momento crucial para el proceso de paz. En medio del creciente escepticismo de los colombianos sobre los resultados de la negociación, el acuerdo parcial permite recuperar la confianza en las posibilidades de llegar a un puerto seguro. Además, es una manifestación de la decisión de las FARC de deponer las armas y reinsertarse en el juego democrático legal; razón por la cual, el primer punto del acuerdo se refiere a la participación política del “nuevos movimiento que surja del transito de las FARC a la actividad política legal”. Aún quedando pendientes temas cruciales como las garantías para el ejercicio de la oposición política, la participación de los jefes de las FARC sobre los cuales pesan condenas por crímenes de lesa humanidad, y la definición del número de curules y la forma de proveer las llamadas “Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz”. Decisiones que se postergan para ser discutidas en el punto 3 de la Agenda de terminación del conflicto armado.

En segundo lugar, el acuerdo le baja la presión al escenario político electoral, fuertemente polarizado por la exacerbación de los detractores del proceso de paz, al dejar sin argumentos las voces que reclamaban la suspensión y hasta la terminación de los diálogos de paz. En este escenario ganan los sectores democráticos que han mantenido su apoyo al proceso de paz, en la medida que tendrán la oportunidad de poner sobre la mesa sus propuestas para la consolidación de la paz y el postconflicto. Ojala no las desperdicien en discusiones estériles sobre quién debe quedarse con el aviso.

También es un ganador indiscutible es el presidente Santos que, a pesar de los cantos de sirena de los opositores al proceso, ha mantenido el rumbo y asumió los costos políticos de está decisión de lograr una paz negociada para los colombianos. Indudablemente, el acuerdo representa un aire fresco para sus aspiraciones de presentarse a la reelección presidencial. Seguramente, esto marcará un punto de inflexión en la tendencia de las encuestas de opinión que comenzaran a marcar a favor suyo.


Pero sin lugar a dudas, el ganador indiscutible de este acuerdo parcial es el país que recobra la esperanza en encontrar una salida definitiva al conflicto y el logro de la anhelada paz. El acuerdo significa una mayor apertura democracia al ampliar los derechos y garantías políticas y el marco de la participación ciudadana, mediante la creación y el fortalecimiento de mecanismos democráticos de participación ciudadana; tales como: la ampliación de la planeación participativa y las veedurías ciudadana, la eliminación del umbral electoral como condición para crear movimientos políticos, y la creación de nuevas instancias para la reconciliación y la convivencia ciudadana.