domingo, 27 de abril de 2014

A PROPOSITO DEL PARO AGRARIO

EL PARO AGRARIO VA …

Si los anuncios de la dirigencia de las dignidades agrarias se cumplen, las 0:00 horas del día lunes 28 de abril se habrá iniciado el segundo paro agrario en el país, en lo que constituye una nueva reclamación para que se atiendan las necesidades de algunos de los productos representativos de la agricultura familiar campesina. Según la versión de sus voceros, estas reclamaciones no han tenido la solución que esperan los campesinos que fueron al paro el año anterior y que, en ese momento, lograron el respaldo de la gran mayoría de los colombianos, que vimos en esos movimientos sociales una expresión legitima del reclamo de los campesinos por el abandono en que se les ha mantenido durante mucho tiempo y en busca de una nueva oportunidad sobre la tierra, como diría nuestro inmortal Gabo.

Sin embargo, mucho agua ha corrido bajo los puentes desde ese histórico mes de agosto del 2013. En primer lugar, el Gobierno Nacional se vio obligado a iniciar un proceso de concertación de la política pública para el campo, denominado “Pacto Agrario Nacional”, mediante el cual se definieron y concertaron más de 180 prioridades de inversión, en 22 departamentos y más de 800 municipios, en materia de acceso a tierras, proyectos productivos, empleo, infraestructura de riego y drenaje, vivienda rural e infraestructura de comercialización, por un costo de más de 1,2 billones de pesos. Este ejercicio se realizó en el marco de los Consejos Municipales de Desarrollo Rural –CMDR- y los Consejos Departamentales del Sector Agropecuario –CONSEA-, con la participación de las organizaciones de productores, los Alcaldes y Gobernadores, los gremios, las asociaciones de profesionales y las entidades del sector, y bajo la coordinación del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. Lo cual constituyó un cambio fundamental en el tradicional esquema de asignación centralizada de los recursos públicos, para dar paso a un esquema descentralizado y con amplia participación de las comunidades campesinas, a nivel local.

En segundo lugar, el presupuesto de inversión del sector agropecuario para los próximos años se multiplico por más de 2 veces, al pasar de 2,5 billones del año 2013 a 5,2 billones en el año 2014, gracias a la destinación del impuesto de 4Xmil de las transacciones bancarias que viene recaudado el Ministerio de Hacienda y que estaban destinados a financiar la guerra. Es evidente, que este monto puede resultar inferior a las necesidades del sector, pero constituye un importante esfuerzo fiscal que de ser bien invertido puede contribuir enormemente a resolver buena parte de los atrasos del sector en materia de asistencia técnica y desarrollo tecnológico, acceso a bienes y servicios públicos, a infraestructura productiva y vivienda rural.

En tercer lugar, durante el proceso de negociaciones y de concertación de la nueva política pública, ha sido significativa la poca presencia y la debilidad de la dirigencia campesina para presentar iniciativas y propuestas que contribuyan efectivamente la remoción de los obstáculos que se oponen a la modernización del sector y a la superación de la pobreza rural y, particularmente, pobre y errático ha sido el papel de la dirigencia de las dignidades agrarias.

Enfrascados en disputas e intereses puramente electorales, perdieron el rumbo. Este fue el caso de Cesar Pachon, dirigente de las dignidades paperas, quien incluso aún debe responder por la desviación de algunos recursos públicos destinados a la compra de la cosecha de papa en Boyacá. Ahora, este dirigente renace de las cenizas, cuál ave fénix, y trata de resarcir su maltrecha imagen, mostrando una actitud de intransigencia en esta coyuntura del nuevo paro.


Por estas razones, la “malicia indígena” de mis paisanos boyacenses, los ha llevado a decir en, sotto voce, al Ministro de Agricultura que “algo no les huele bien” en este intento de llevar la protesta por las vías de hecho.