domingo, 3 de julio de 2016

EL DÍA D’ Y EL POSTCONFLICTO

“Después de escalar una gran montaña, uno se encuentra con que es sólo el comienzo de muchas más” Nelson Mandela
La firma del acuerdo para la terminación del conflicto armado en Colombia no es un punto de llegada, es un punto de partida. Así lo demuestra el nuevo aire de optimismo y esperanza se ha apoderado de los colombianos y el tono con que las distintas voces de opinión del país se han referido al transcendental acuerdo del fin de la guerra. Voces que van desde la extrema izquierda hasta el uribismo, donde la noticia de La Habana les llegó como un Tsunamí, provocando un profundo cismo en las filas del Centro Democrático, que los ha obligado a reconsiderar su obstinada oposición a los acuerdos de paz de La Habana y a “doblar la página”, tal como lo expreso Plinio Apuleyo en su última columna del diario El Tiempo.
En palabras del propio Bernie Aronson, enviado especial de EE.UU. para los diálogos de La Habana, “la guerra se acabó y lo acordado es irreversible”; lo cual significa que el esperado día D’ ha llegado y que los colombianos hemos sido capaces de remontar la empinada montaña de 50 años de confrontación armada.
Sin embargo, al igual que la sabia frase de Mandela, este acuerdo no significa que hayamos alcanzado la paz. Vendrán nuevos y más grandes desafíos en materia de reconciliación, perdón y reparación a las víctimas, en seguridad ciudadana, en la erradicación del paramilitarismo, el narco tráfico, la ilegalidad y la corrupción, en el fortalecimiento de las instituciones, en la profundización de la democracia local, en la superación de la pobreza rural, la desigualdad y las inequidades territoriales, en la consolidación de la paz territorial y, en síntesis, en la construcción de la paz y el postconflicto.
El primer desafío en esta nueva etapa del postacuerdo, es la refrendación de la paz que requiere la aprobación de la mayoría de los colombianos. Tarea que tiene todos los riesgos que se vieron recientemente en el referendo del Reino Unido, donde la salida del “Brexit” se impuso a pesar de todos los pronósticos favorables a la permanencia en la Comunidad Europea. Unas precarias mayorías desinformadas y arrastrada por las mentiras de los irresponsables líderes del Brexit -que después de haber “matado el tigre se asustaron con el cuero”- se impusieron. Dejando en el limbo a ese país, que ahora se parece mucho más al país de las tragedias y equivocations shakesperianas. Estas lecciones aprendidas de la tragedia inglesa, nos obligan a sumarnos con mucho entusiasmo a la causa más importante de Colombia hoy que es la de contribuir a fomentar un debate bien informado y esclarecedor de los beneficios de la “paz querida  
El segundo desafío lo constituye la capacidad de los colombianos de construir un lenguaje de reconciliación, capaz de tender los puentes para salir del pantano de la confrontación fratricida y entrar en la senda de los acuerdo éticos fundamentales de la verdad, la reparación, y el perdón que nos reconcilie como un solo país y nos permita reconstruirnos como una nación prospera, incluyente, en paz y con propósitos comunes
El tercer desafío lo constituye las garantías para que se de un transito pacífico e irreversible de la guerrilla de las Farc a un movimiento político legal que compite dentro de las reglas de la democracia y la legalidad. Lo cual implica, de parte de las Farc, que exista una voluntad sincera de hacer dejación total y definitiva del uso de las armas como instrumento de lucha política. Y, de parte del Gobierno, la capacidad para recuperar el monopolio de las armas, como condición sine quo non para la erradicación del paramilitarismo y del narcotráfico y para garantizar la tranquilidad y seguridad ciudadana.
El cuarto desafío lo representa el fortalecimiento de la presencia institucional en todo el territorio colombiano y, particularmente, en aquellas zonas más apartadas y vulnerables donde su debilidad o ausencia ha permitido el desarrollo del conflicto armado, de los cultivos de uso ilícito y de la ilegalidad. El Conpes de los “Contratos-Paz”, anunciado recientemente por el Ministro del Postconflicto, Rafael Pardo, va en esa dirección para sentar las bases institucionales del postconflicto, a través de una combinación de “acciones de respuesta rápida”, que buscan llevar la presencia del Estado a esas apartadas regiones, con intervenciones integrales que permitirán realizar las transformaciones productivas, sociales e institucionales requeridas para lograr la superación de la pobreza rural, la inequidad y el cierre de las brechas económicas y sociales que han impedido la integración de esos territorios al disfrute pleno de los derechos, el desarrollo y la prosperidad.
El quinto desafío lo constituye la ampliación y profundización de la democracia local, a través de la apertura democrática para el ejercicio de la oposición política, las garantías de seguridad, el fortalecimiento de la participación ciudadanía, la convivencia, la transparencia, el respeto por las diferencias y la tolerancia. Los cuales constituyen los insumos para el desarrollo de una cultura política más democrática, participativa e incluyente.
El sexto desafío lo representa la consolidación de la “paz territorial”, lo cual significa la construcción de acuerdos sobre lo fundamental o contratos-paz entre los actores locales, las autoridades territoriales y el gobierno nacional para aunar esfuerzos en la construcción y desarrollo de una Agenda Común para el desarrollo integral, sostenible y competitivo del territorio, en el corto, mediano y largo plazo. Esta Agenda Común debe abarcar temas como: el desarrollo rural integral con enfoque territorial, la reparación a la víctimas del conflicto armado, la sustitución de cultivos y/o actividades ilegales, las garantías para la participación política, el fortalecimiento de las economías colaborativas y de las capacidades de planificación y autogestión del desarrollo territorial integral.
Solo así seremos capaces de remontar los desafíos del postconflicto y construir una paz estable, duradera y sostenible que enrute a Colombia por la senda del crecimiento, la prosperidad y el bienestar general de todos los colombianos.

Luis Alfredo Muñoz Wilches

Bogotá, 4 de Julio de 2016