jueves, 14 de abril de 2022

Un debate de antipatías

 “Las fábulas inventadas, la calumnia y la satanización de los contrincantes, son un claro síntoma de la decadencia, del empequeñecimiento y el recelo frente a la vida

El Crepúsculo de los ídolos, Federico Nietzsche

El emotivo abrazo de bienvenida que le dío Teresita Gómez a Francia Márquez, a su llegada a Medellín, no solo evoca el encuentro de dos historias de dolor, discriminación y antipatías, sino que marca un hito histórico en las relaciones entre la política y el arte.

El encuentro de estas dos grandes mujeres negras, en compañía de las lideresas paisas del Pacto Histórico, representa el reencuentro con sus raíces, con la memoria de sus “ancestros y ancentras”, pero también con la nostalgia, la sabrosura y la alegría de las comunidades afrocolombianas, que han enriquecido la diversidad y la multiculturalidad de nuestro país. 

Los acordes musicales de Chopin, Luis A Calvo y la poesía de Dora Castellanos, que engalanaron este encuentro, son la expresión del poder transformador del arte. Los hermosos Nocturnos de Chopin, fueron compuestos en la época de mayor sufrimiento del compositor, debido a su delicado estado de salud y a su condición de exiliado polaco en Francia, durante la ocupación nazi. Luis Antonio Calvo, el compositor de música colombiana más destacado de comienzos del siglo XX, sufrió los rigores de la guerra, el destierro y la estigmatización. Y la poetisa Dora Castellanos, asumió cómo propios el sufrimiento y la vulneración de los derechos de esos colombianos que han tenido que vivir en la pobreza, la segregación y el abandono.

La llegada de Francia Márquez a la política, como formula vicepresidencial de Gustavo Petro, representa la esperanza y la fuerza de los pueblos afrocolombianos, indígenas, mulatos y mestizos, de los olvidados, de los “nadie”. Teresita Gómez dijo que ella está logrando lo que ha sido el gran anhelo de los sectores populares de este país en sus más de doscientos años de vida republicana: la unidad de los de abajo y los de arriba, de los que están a la izquierda y a la derecha, de los que están en el centro y los que están al lado. Francia es “nuestra mandela”, expresó.

Y lo está logrando, no solo con su discurso de inclusión, de diversidad y de fraternidad, sino especialmente por su sensibilidad social, su empatía, su “queridura”. Eso que el filosofo Nietzsche describió poéticamente como la “voluntad de poder”, que es esa capacidad de ir más allá de nosotros mismos para abrazarse con el otro.

Sin embargo, este encuentro fue registrado por la banalidad de los grandes medios como el mordisco de Frida, la pequeña anfitriona Shih Tzu, a la lideresa Francia Márquez. Incluso, destacaron el comentario racista y ofensivo de la cantante de música guascarrilera Marbelle, quien aprovechó el incidente para dispararle con el antipático trino del “mordisco ancestral”.

Durante los meses de febrero y marzo de este año, se registró un preocupante aumento los ataques racistas, misóginos y aporofóbicos, De acuerdo, con el reciente estudio de medios (Buho, 2022), estos ataques que pasaron del 3% al 13,5%, respectivamente. El informe indica que en los casi 20.000 artículos de prensa de más de 600 medios y 1.057 columnistas que se han referido al debate electoral, se privilegian los estereotipos, la satanización y los ataques personales, ante la escasez de ideas y argumentos para debatir las propuestas de los candidatos.

Los medios en nuestro país han contribuido a enrarecer el clima electoral y a degradar la cultura política de los colombianos; transformando el debate electoral en un juego sucio, un espectáculo antipático, cargado de ataques personales, mentiras y estigmatizaciones.

Una perla basta para ilustrar como el debate electoral se ha transformado en un debate de antipatías. La propuesta de reforma pensional de Gustavo Petro fue calificada como una “medida de corte populista y de un intento de expropiación” del ahorro de los 18 millones de colombianos los fondos pensionales privados. Incluso, el presidente Duque, quién no tiene límites para burlar los controles que le impone la débil democracia colombiana para evitar su abusiva intervención en política, se refirió a la propuesta pensional de Petro como un “atraco de las 3 P” y tomó partido por el candidato de sus preferencias y su partido, Federico Gutiérrez. 

Cada vez son menos las personas que creen que la democracia funciona en Colombia. De acuerdo con los resultados de la última Encuesta de Cultura Política (DANE, 2021), el 55.6% de los colombianos se declararon “desencantados” con la precaria democracia. Las razones de este desencanto se encuentran en la corrupción de la dirigencia política (32,9%), la falta de credibilidad en el sistema electoral (27,7%) y la escaza representatividad de los partidos y movimientos políticos (25,9%).

La mayoría de los colombianos creen que en el país no se garantizan los derechos humanos (43,2%). Tampoco se respeta la libertad de expresión, conciencia, difusión y divulgación de la información. Mucho menos se percibe que se protejan los derechos de las mujeres (26%), de las minorías étnicas (23,8%) y de los campesinos (21,6%).

Estas desalentadoras cifras de la cultura política, o mejor de la falta de cultura política, se acompañan con pérdida de credibilidad en las instituciones. Menos del 20% de los ciudadanos confían en las fuerzas militares y de policía. Muchos menos le creen al presidente de la República (17,9%), a la Fiscalía (16%), al Congreso (10,6%) y los partidos políticos (8,5%) que constituyen las columnas vertebrales del régimen democrático. 

Más preocupante es el hecho que la desconfianza generalizada de los ciudadanos con el funcionamiento de las instituciones democráticas también está erosionando el capital social. En el país solo 13% de las personas están vinculadas a alguna organización o forman parte de un grupo o una acción colectiva. No obstante, el hecho que las mujeres, los pobladores rurales y de la Colombia profunda tengan mejores niveles de asociatividad y cuenten con redes cercanas de confianza y apoyo (52,7%, 51,5% y 52,8% respectivamente), representa una importante reserva del capital social en nuestro país.

En estás dramáticas circunstancias, la llegada de Francia Márquez y el reciente triunfo electoral de las fuerzas de izquierda representa un gran desafío: la oportunidad histórica para que Colombia pueda dar un giro a la izquierda y podamos encaminarnos por la senda de las transformaciones sociales, económicas, políticas y culturales. 

Sin embargo, para que este anhelado cambio llegue y se pueda consolidar un gobierno de unidad popular, es necesario enfrentar varios retos y desafíos. El primero y más importante de ellos lo constituye la construcción de una gran reforma cultural y educativa, capaz de juntarnos y de sanar las heridas de la guerra, la discriminación y el odio. Cómo lo afirmará Nietzsche, la verdad, la sensibilidad y la voluntad de poder son los ingredientes indispensables para hacernos maduros para la paz. La verdad es una cantera para transformar y crear nuevos valores, aquellos que sean afirmadores de la convivencia y la vida. 

La sensibilidad es esa fuerza creadora de la empatía, capaz de curar nuestras heridas y juntarnos para la hacer de Colombia una potencia mundial de la vida. La sensibilidad y la empatía son la piel del cuerpo social, algo mucho más profundo que el pensamiento y la mera razón práctica. La empatía nos conecta con la vida, con la sabrosura, con los sueños y con el placer vivir. La sensibilidad y la empatía son también la fuerza creadora de la diversidad y la multiculturalidad de los pueblos y grupos sociales.

La “voluntad del poder” es esa capacidad juntarnos con los otros, de tender puentes y superar el egoísmo propio de estas sociedades consumistas y enajenadas. Solo con la voluntad del poder es posible lograr esa comunión de voluntades humanas capaz de construir propósitos comunes, transformar la realidad y construir nuevos mundos. Mundos donde quepamos todos: blancos y negros, mestizos y mulatos, ateos y cristianos, conservadores y revolucionarios, uribistas, liberales, demócratas y comunistas.

Pero para lograr esa anhelada transformación social y cultural es necesario primero construir un gran pacto social por la dignidad, la diversidad de los pueblos, la inclusión económica, social y cultural de todos los colombianos y colombianas y el rescate de “lo público”, de los bienes comunes.

En segundo lugar, será necesario que el nuevo gobierno asuma los compromisos y acuerdos, internos e internacionales, logrados para hacer de la paz el bien supremo, silenciar los fusiles, y hacer plausibles las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Colombia se comprometió con la comunidad internacional a transitar hacia una economía amable con el medio ambiente y más resiliente a los efectos del cambio climático.

En tercer lugar, es urgente y necesario emprender una gran reforma educativa y ética que genere nuevas sensibilidades, capacidades creativas y de innovación que nos acerque a la sociedad del conocimiento, del aprendizaje y de la cuarta revolución industrial (4Ri) y la tercera agrícola y rural.  

Para ello hay que retomar las experiencias exitosas que se han comenzado a transitar en colegios y universidades, públicos y privados, tales como el Liceo Campo David de Tunjuelito, el Instituto Alberto Merani, la Universidad Nacional de Colombia, la Universidad de Los Andes, la Pontificia Universidad Javeriana y los maestros de colegios públicos de Boyacá, Santander y Nariño, donde la preocupación por formar la sensibilidad, la empatía y los valores de los jóvenes estudiantes, se ha convertido en una prioridad de sus currículos pedagógicos y académicos.

Tal como lo señalo recientemente José Fernando Isaza, en su columna de El Espectador: Fecode y el magisterio nacional tiene que entender que la justa reclamación de los derechos de los maestros tiene que ir de la mano de los derechos y resultados de sus estudiantes. 

Cerrar la brecha educativa tiene que ser un compromiso del nuevo gobierno y toda la comunidad educativa.

Luis Alfredo Muñoz Wilches

13 de abril de 2022

Adenda 1: Algo muy podrido debe haber en la Casa de Nariño,  para que el presidente Duque le diera mensaje de urgencia a una ley que busca regular el empalme con el nuevo gobierno, impidiéndole el acceso a lo que denominan “información confidencial” y de “seguridad nacional”. ¿Será que en Palacio están muertos del susto con el inminente triunfo de Gustavo Petro, que quieren barrer por debajo de la alfombra roja, toda la podredumbre de este gobierno?

Adenda 2: Muy costosas le están saliendo las mentiras de Duque sobre la implementación de los Acuerdos de Paz, que en la última reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la mayoría de los países miembros le sacaron tarjeta amarrilla y Rusia le impuso la roja.

Adenda 3: El favoritismo descarado del gobierno de Duque en favor del candidato de sus preferencias y de su partido, parece que no le está funcionando bien, porque el candidato de la oposición sigue sumando puntos en las encuestas cada vez que Duque sale a ofenderlo.

jueves, 10 de marzo de 2022

La mano de dios

Es una responsabilidad moral que ningún ser humano puede eludir: 

frenar los intereses de los grupos industriales armamentísticos” 

Albert Einstein


La expresión “La mano de Dios” se convirtió en una leyenda universal cuando la magia de Maradona metió el gol que le dio el triunfo, en la final del campeonato Mundial de fútbol México 86. En el momento que Argentina se enfrentaba a Inglaterra que, con su poderosa flota naval, había invadido las Islas Malvinas para establecer allí una base militar que humillaba la dignidad de pueblo argentino. 

Por esas razones la respuesta de Maradona quedo gravada en la historia, no solo del futbol, sino de las relaciones internacionales: “marque este gol con la cabeza y de la mano de Dios” 

Cuarenta años después, el genial director Paolo Sorrentino, retoma este hecho histórico para titular su película de los años del confinamiento “Fue la mano de Dios” (2021), donde recrea la turbulencia del Nápoles de los años 80, que coincide con la llegada del ídolo argentino al club Napolitano.

Pero está vez, la tragedia va de la mano del relato nostálgico de iniciación de un joven italiano al deseo, al cine, a la vida y, también, a la frustración y a la pérdida. Al mejor estilo Felliniano, el director recrea la atormentada vida interior de un joven que, al igual que nosotros, se siente perdido en el complejo mundo contemporáneo.

La complejidad de la situación mundial actual tiene, con lo que está ocurriendo en Ucrania, un capitulo especial. La incertidumbre global sobre el futuro del planeta, la desorientación que causan los fake news, la agudización de la crisis mundial del capitalismo y la creciente frustración de los ciudadanos por la incapacidad de los gobiernos para afrontar los desafíos derribados de la pandemia, el cambio climático y los enfrentamientos bélicos, constituyen factores determinantes de la complejidad y la confusión actual.

La invasión de Rusia a Ucrania y la profundización de las políticas militaristas de la OTAN, han abierto la caja de pandora, profundizado los temores de la humanidad sobre la posibilidad de una conflagración bélica de incalculables consecuencias.

La proliferación de mensajes falsos y la desorientación que causan las declaraciones panfletarias de distinto cuño ideológico, requieren una reflexión más sosegada y creíble que arroje luces sobre lo que realmente está ocurriendo en Ucrania.

Sorprende ver como muchos “influencers” despistados, políticos de pacotilla y medios amarillistas, no esperaron que cayeran las primeras bombas sobre Kiev, Járkov o Irpin, para rasgarse las vestiduras y desplegar su arsenal de diatribas y condenas, a favor o en contra de las fuerzas en contienda, sin tomarse la molestia de verificar las fuentes y/o afinar los argumentos para expresar sus opiniones y arrojar luces sobre está conflagración y sus efectos en el sistema internacional. 

En nuestro país, ocurrió recientemente que la desacertada expresión de: “Qué Ucrania ni que ocho cuartos”, le valiera a Petro ser calificado como un aliado del “comunismo internacional” y socio de Putin.

En el contexto internacional la guerra en Ucrania es, como lo dijera Clausewitz, la continuación de la política expansionista de Rusia y la OTAN por otros medios. La cual se venia fraguando casi desde comienzos de la “Guerra Fría” (1948-1991), cuando el enfriamiento de las tensiones entre el bloque capitalista, liderado por Estados Unidos, y la Unión Soviética, escaló en una la carrera armamentística que acumuló un poder nuclear destructivo equivalente a dos veces más la capacidad suficiente para desaparecer el planeta tierra. 

Ante este trágico escenario, conocido como el ‘Reloj del Juicio Final’, los dos bloques del poder hegemónico optaron por una estrategia de disuasión y enfrentamientos bélicos de baja intensidad, en los llamados países satélites. Fue así cómo, durante la segunda mitad del siglo XX, el mundo asistió a un hervidero de guerras localizadas lejos de los epicentros de poder de Washington y Moscú, con la constante intervención militar de Estados Unidos y Rusia; configurando así un orden internacional con un precario equilibrio geopolítico del llamado mundo bipolar.   

Con la caída del muro de Berlín (1989) y la disolución de la Unión Soviética, se dio inicio a un nuevo orden internacional, estructurado al rededor del modelo de la “globalización neoliberal”, donde los Estados Unidos se erigió como la locomotora de la esta nueva fase de acumulación y hegemonía del capitalismo trasnacional. En lo que Francis Fukuyama llamó “el fin de la historia” (1992). 

Esta reconfiguración del sistema internacional globalizado, no suprimió las contradicciones culturales del capitalismo ni los enfrentamientos bélicos, sino que le dio un nuevo marco en la economía globalizada. Donde los agujeros negros de las relaciones internacionales le cedieron el paso a dos tipos de tensiones y enfrentamientos: de un lado, los acuerdos comerciales y la integración subregional para ampliar los mercados; y por otra parte, la intensificación de los enfrentamientos bélicos de “baja intensidad” por la ampliación de las hegemonías. 

En este contexto, la OTAN ha jugado un papel protagónico, tanto en la expansión del escudo de contención a Rusia, como en su rol de plataforma transoceánica para el lanzamientos de las incursiones militares norteamericanas en África y Asía.

En relación con su rol de gendarmería, la OTAN promovió desde finales del siglo pasado la anexión de países del mar Báltico como Lituania, Estonia, Letonia, Polonia, Rumania y Hungría. Países que habían estado en la órbita de la Unión Soviética, aislando aún más a Rusia y estableciendo una reconfiguración del mapa geopolítico de la Europa Central. 

Los rusos siempre han considerado la expansión de la OTAN en esta zona como una amenaza a su seguridad. Incluso, el presidente Putin declaró (VTB, 2021) que su línea roja sería el despliegue de los sistemas de ataque masivo de la OTAN en el territorio ucraniano.

En estas circunstancias, le decisión de Rusia de invadir a Ucrania, el pasado 24 de febrero, tiene una parte de explicación en el temor de Putin a que esas amenazas se hicieran realidad con el ingreso de Ucrania a la OTAN en el año 2022. De otra parte, está su interés por utilizar el conflicto con Ucrania para retomar la vocación imperialista rusa, y provocar un cambio geopolítico en Europa central.   

El conflicto entre nacionalidades rusas, en la región del Báltico, tiene una larga y trágica historia, que se remonta a los inicios de la revolución bolchevique, cuando Stalin (1924) decide abandonar la doctrina leninista sobre la “autodeterminación de las nacionales rusas” y, en su lugar, imponer a sangre y fuego la anexión de Ucrania, Georgia y demás pequeñas nacionalidades de la región de Bielorrusia, para conformar la Unión Soviética.

El actual presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, representa ese legado del nacionalismo ucraniano, que desde el año 2014 viene sosteniendo una cruenta guerra interna contra los separatistas prorrusos de las autodenominadas repúblicas independentistas de Donestsk y Lugansk, que ha dejado más de 15 mil muertos. 

La tragedia en curso, además del saldo en vidas humanas, de los miles de víctimas y refugiados y de la destrucción de la infraestructura del país del Zarato ruso, puede tener un desenlace que podría provocar un cambio en la geopolítica europea y del mundo entero.

Si Putin logra sus propósitos expansionistas, doblegando la voluntad independentista del pueblo ucraniano, Ucrania perdería su importancia geopolítica y económica heredada de los arreglos del nuevo orden internacional y, Rusia se convertiría en el gendarme de la otrora Unión Soviética. Escenario poco probable dada la superioridad moral de los ucranianos, frente a la inmensa superioridad militar de los rusos. 

Otro escenario, más realista, es una negociación para mantener la independencia limitada de Ucrania a cambio del disentimiento de las pretensiones del despliegue de los sistemas de ataque masivo de la OTAN en el territorio ucraniano. Negociación que podría ser conducida con la mediación de China, como miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y país amigo de Rusia. 

Este escenario, más probable, significaría pérdida de la importancia geoestratégica de Ucrania y de la Unión Europea y la reconfiguración de la geopolítica global. Lo cual sería una consecuencia lógica de las transformaciones económicas y geopolíticas que se han venido dando en el nuevo orden internacional de la globalización. Donde el epicentro del comercio internacional se desplazó del Atlántico al Pacífico y los países del Asía Pacífico, como China, Japón, India y Corea, han tomado la delantera en la desbocada carrera de la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación (I+D+i) que significa la cuarta revolución industrial (4ri).

Mientras tanto, Europa, Rusia y los Estados Unidos continuaran atados al vagón de cola de los combustibles fósiles. Es un hecho evidente que, la mayoría de los países europeos dependen de la importación del gas y el petróleo ruso. Incluso, el presidente Biden ha tenido que revisar recientemente sus maltrechas relaciones con el régimen dictatorial de Nicolás Maduro, buscado asegurar la provisión de la gasolina y el petróleo ligero venezolano.

En la era actual del antropoceno, este escenario del conflicto bélico de Ucrania podría profundizar el desequilibrio entre el aumento creciente del consumo de recursos naturales y fósiles, y la capacidad de resiliencia de los ecosistemas naturales para mantener el ritmo de crecimiento actual de mundo globalizado. Lo cual puede desembocar en un verdadero cataclismo planetario.

Por estas razones, es necesario que los diferentes gobiernos, la dirigencia política, la opinión pública y los organismos internacionales, como lo dijera Maradona, enfrenten estos grandes desafíos con mucha inteligencia humana, pero también con “la mano de dios”, para detener el “reloj del juicio final”, desacelerar el calentamiento global y frenar la destrucción de los recursos naturales. Solo así podremos vivir juntos y en paz con la naturaleza y con dios, cualquiera que sea la idea que tengamos del Él.

 

Luis Alfredo Muñoz Wilches

Marzo 11 de 2022

 

Posdata 1:

La inflación continuó disparada y alcanzó la cifra histórica del 8,01% en el mes de febrero, aupada por el alza generalizada en el precio de los alimentos (23,3%) y las expectativas del incremento de los precios de los combustibles fósiles, sus materias primas derivadas y la apreciación del dólar, que está provocando la guerra en Ucrania. ¿Será que el Banco de la República continuará con su brillante cabeza medita en la arena movediza del control monetario y la subida de las tasas de interés?

Posdata 2:

El próximo domingo trece comienza el cambio político del país. Todas las encuestas auguran el triunfo del Pacto Histórico, de la coalición de centro izquierda y de las listas independientes, que según las cábalas electorales serán las nuevas mayorías en el Congreso de la República. Mientras tanto las rémoras del CD y de la coalición de la “experiencia” intentarán frenar está debacle haciendo uso de sus acostumbrados métodos clientelistas y corruptos de la compra de votos y el constreñimiento de los electores. ¿Será que la Registraduria del Siglo XXI, no verá este elefante del fraude electoral que ya comenzó a andar en los puestos de votación de los consulados de Colombia en la Florida y Canadá?

Posdata 3:

A petición de Moscú, este viernes 11 de marzo se reúne con urgencia el Consejo de Seguridad de la ONU para escuchar las quejas rusas sobre la producción y uso de armas químicas en la guerra de Ucrania. ¡Fuera de ladrón, bufón!

sábado, 19 de febrero de 2022

¿De vuelta al Proteccionismo?

 “Los políticos suelen ser a menudo esclavos de algún economista difunto”

John M Keynes

La discusión entre el proteccionismo y la apertura económica ha vuelto a colocarse en el centro del debate de la económica política del país, gracias a la propuesta de Gustavo Petro de aumentar los aranceles para proteger la producción nacional. “Así sea un debate anacrónico, hay que darle la bienvenida”, manifestó Juan Camilo Restrepo en su columna del Nuevo Siglo. Y agrego que, los demás candidatos andan empantanados en unas mezquinas rencillas personales.

Paradójicamente, las discusiones a cerca de las relaciones entre el comercio internacional y el desarrollo de las naciones siguen siendo tan importantes y controvertidas como hace dos siglos, cuando los padres de la economía clásica (Smith, Ricardo y Marx) se trenzaron en una ardua, pero fructífera discusión sobre las ventajas y desigualdades que genera el libre comercio entre países con niveles de desarrollo claramente diferenciados. 

En el mundo contemporáneo, los diferentes obstáculos interpuestos al libre comercio por parte de los países desarrollados han sido tan frecuentes, como el fracaso de las recomendaciones neoliberales de los organismos multilaterales a los países en desarrollo.

A pesar del acuerdo logrado en la Ronda de Uruguay (1982), que dio origen al más ambiciosa reforma del sistema mundial de comercio, los países más desarrollados mantienen elevadas barreras de protección a sus economías para favorecer su crecimiento. Tanto los EE. UU como Japón y los países de la Comunidad Europea (CE), conservan esquemas arancelarios y sanitarios que favorecen la producción de bienes y materias primas agroindustriales, consideradas estratégicas para la soberanía alimentaria de sus países.

Por el contrario, la mayoría de los países en desarrollo, como Colombia, siguiendo los dictámenes “Consenso de Washington” (1989), adoptaron reformas económicas neoliberales para lograr la estabilidad macroeconómica, la superación de la pobreza y el crecimiento económico.  

Treinta y dos años después, el país enfrenta los mayores desequilibrios macroeconómicos de su historia reciente, como consecuencia no solo del deterioro de los términos de intercambio, sino del fracaso de las políticas neoliberales.

El extraordinario aumento del déficit de la balanza comercial, que alcanzó la preocupante cifra del -6,4% del PIB, es el resultado no solo del mayor aumento de las importantes (40,8%) sobre las exportaciones (23,7%), sino de las malas políticas comerciales del gobierno de Duque. 

De una parte, el incremento del valor de las exportaciones tradicionales ha sido provocado por los choques externos, que hicieron subir los precios de los productos básicos en plena pandemia (carbón, petróleo, azúcar, café, etc.), más que por un aumento en la productividad y/o especialización productiva del país.

De otra parte, el aumento de las importaciones de alimentos, materias primas agroindustriales y productos manufacturados ha deteriorado los términos de intercambio, poniendo en riesgo la soberanía y seguridad alimentaria y empobreciendo aún más el trabajo de los colombianos. 

Está difícil situación de la economía colombiana se ve refleja en el aumento de la pobreza (42,5%), el desempleo (13,7%) y el alza generalizada del nivel de precios internos, que alcanzó la cifra record del 6,9% en enero pasado y, particularmente, en el incremento del precio de los alimentos (19%); lo cual disparó las alarmas de la FAO en su más reciente informe sobre la seguridad alimentaria, al ubicar a Colombia, al lado de Haití, como los dos países de América Latina y el Caribe con mayores riesgos de hambrunas en el mundo.

Por estás poderosas razones, la propuesta del Pacto Histórico de acudir a políticas proteccionistas de emergencia, parece razonable y asertiva. Siempre y cuando, estas políticas sean lo suficientemente flexibles e inteligentes para enfrentar la situación de crisis que vive el país en materia de empleo y escasez de alimentos.

De acuerdo con la teoría del comercio internacional, una solución subóptima es aquella en la cual todos los actores sociales ganan un poco, aún a costa de una pérdida relativa de bienestar. En nuestro caso, una explicación muy sencilla es que la intervención del Estado, mediante subsidios o tarifas de protección, puede lograr una mayor eficiencia en la asignación de los recursos y, al mismo tiempo, mejorar el bienestar general de la población. ¿Cómo se explica está paradoja? 

Cuando un país, como es el caso de Colombia, se ve enfrentado al dilema trágico entre la escasez relativa de alimentos y, al mismo tiempo, a mayores costos privados para ampliar su oferta interna, se requiere la intervención del Estado para proteger la producción interna de alimentos y materias primas agroindustriales y, simultáneamente, mejorar la productividad; de tal manera que todos los actores ganen. 

Para ello se necesita una política integral de sustitución de importaciones que combine el alza de las tarifas arancelarias de protección con una política de subsidios e incentivos a la producción interna. 

Lo óptimo sería que los nuevos ingresos del Estado, provenientes del alza de las tarifas arancelarias, se destinaran a subsidiar -en el corto plazo- la importación de insumos y maquinaria agrícola y, al mismo tiempo, promover las mejoras de productividad, a través de la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación (I+D+i).

Solo una política integral de protecciónfomento y asignación eficiente de los recursos públicos asegurará el éxito de unas políticas proteccionistas flexibles, eficientes e inteligentes que tanta falta nos hacen para hacer del país una verdadera despensa agrícola mundial.

 

Luis Alfredo Muñoz Wilches

Febrero 19 de 2022 


Postre 1

Ante el estrepitoso fracaso de su campaña, Alejandro Gaviria, candidato de la centro-esperanza fue a la casa del Cesar, con el rabo entre las piernas, a solicitarle su aval, y salió con un palmo de narices … Jijiji quiero dulces para mi

Postre 2

La andanada de acusaciones que sostienen los medios, elites políticas y algunos jueces venales, solo tiene un propósito: frenar el inminente triunfo electoral de Gustavo Petro, ha dicho candidata al senado Piedad Córdoba. Cómo dice la famosa canción de la Guarachera de Oriente: Songo le dio a borondongo, Borondongo le dio a bernabé, Bernabé le pegó a muchilanga, le echó a burundanga Les hinchan los pies ….  

Postre 3

Algo muy podrido debe haber en la zaga criminal de corrupción, compra de votos, y triángulos amorosos, que destapó la exsenadora Aida Merlano y que involucra a los poderosos clanes Char-Gerlein de Barranquilla, para que las altas esferas del gobierno nacional estén “muertos del susto”.

 

domingo, 23 de enero de 2022

Convivir con los benitos

Conocí a la hoy senadora del CD, María Fernanda Cabal, en unas circunstancias muy particulares. Eran los comienzos de la década del 2010 y asistíamos a un foro de socialización de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras (1448 de 2011), donde el Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Juan Camilo Restrepo, presentaba las políticas de tierras y desarrollo rural del primer gobierno de Santos. 

En ese momento la senadora Cabal, fungía como presidenta de Fundagán, una fundación de bolsillo creada con el propósito de “visibilizar las denuncias de los ganaderos víctimas de la violencia”, y su esposo, José Félix Lafaurie, era el poderoso presidente de Fedegán. 

La senadora estaba acompañada de dos “reclamantes de tierras”, que habían sido traídos desde el Urabá Antioqueño, donde se vivía un agudo enfrentamiento entre los llamados adquirientes de tierras de “buena fe” y los campesinos víctimas del desplazamiento forzado y del despojado de tierras. La senadora y sus acompañantes se fueron lanza en ristre contra las comunidades de paz del Urabá -ganadoras del Premio Nacional de Paz- y contra el padre Francisco de Roux, a quienes acusaban de ser aliados de las Farc. Pero el incidente no paro ahí, sino que se fue transformado de moreno a castaño. De tal manera, desde ese momento pude comprobar que estábamos frente a una mujer literalmente avasalladora.

En esos años, el Proyecto de Protección de Tierras y Patrimonio -que se constituyó, a partir de la Ley de Víctimas, en el embrión de la Unidad de Restitución de Tierras-, con el apoyo de la comunidad internacional, había logrado documentar el despojo de más de 115.000 predios rurales, equivalentes a 4 millones de hectáreas en 885 municipios. 

Uno de los casos más emblemáticos tuvo lugar en la región de Tulapas, ubicada en el norte del Urabá antioqueño, donde las AUC con la abierta participación del Fondo Ganadero de Córdoba y Urabá, habían consumado el despojo de cerca de 20 mil hectáreas, afectando a más de 120 familias beneficiarias de la reforma agraria.

Este caso se constituiría en el laboratorio del despojo de tierras en Colombia. Las AUC, bajo el mando de Carlos Castaño y, su lugarteniente alias el alemán, desencadenaron una espantosa operación de desplazamiento a sangre y fuego de los campesinos en los municipios de Turbo, Necoclí y San Pedro de Urabá. Luego, estos eran abordados por comisionistas y adquirientes de tierras de “buena fe”, que hacían parte del Fondo Ganadero de Córdoba, para que les vendieran sus tierras a Salvatore Mancuso y a varios de sus testaferros a precio de huevo.

Detrás de ese despojo figuran dos san benitos, un gallo y el presidente de Fedegán. 

Los dos benitos de esta monstruosa historia son, Benito Osorio Villadiego, exgerente del Fondo y exgobernador de Córdoba, quien relató ante la JEP las andanzas del señor J.F. Lafaurie, y su estrecha relación con Salvatore Mancuso y el paramilitarismo de Córdoba.

El segundo Benito, es Benito Molina Velarde, un afortunado ganadero conocido como ‘el mexicano´, quién amasó una enorme fortuna durante los mismos años que crecía la influencia paramilitar en Córdoba. Cómo su tocayo, se acogió hace unos meses a la JEP para reducir su condena a cambio de la plena verdad. 

Dentro de sus declaraciones, se relaciona la participación de Luis Gallo Restrepo, el otrora prestigioso financista cordobés, Bernardo Vega, el dirigente conservador Julio Manzur, y el poderoso presidente de Fedegán, en el horrendo proyecto de expansión del paramilitarismo en Córdoba y Urabá. 

En el reporte Coronel de este fin de semana, se menciona la existencia de un borrador de documento que da cuenta de la operación del despojo de tierras en la región de Tulapas utilizando como mampara el Fondo Ganadero de Córdoba, bajo la famosa figura del “tercero de buena fe”, que comenzó a hacer carrera como el caballito de batalla de los esposos Lafaurie-Cabal para atacar la ley de víctimas y restitución de tierras. Una pareja perfecta.

En ese momento también se libraba otra gran batalla entre Fedegán y la recién creada Confederación Nacional de Ganaderos (CONFEGAN), por un lado, y por el otro, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR), por el control de los recursos del Fondo Nacional del Ganado (FNG). 

El ministro de la época, J.C. Restrepo, con base en el Informe de Auditoria de la Contraloría General de la República (CGR), que daba cuenta de por lo menos ocho hallazgos fraudulentos en la administración de los recursos parafiscales por parte de Fedegán, inició un proceso de caducidad del contrato de administración otorgado mediante la Ley 89 de 1993 a Fedegán. 

Los hallazgos se referían principalmente a: la falta de transparencia en el manejo fiscal y administrativo de los recursos del FNG y el acceso a la información pública; la ausencia de democracia interna y representatividad gremial de los pequeños ganaderos en la toma de decisiones de los Fondos Departamentales del Ganado y de los Comités de ganaderos; la confusión y poca transparencia entre los gastos del FNG y Fedegán; y los abusos en el uso discrecional de los datos personales de los ganaderos por parte de Fedegán.

Con las contribuciones parafiscales de los ganaderos colombianos, que en su momento ascendían a aproximadamente noventa mil millones de pesos anuales, los poderosos señores Jorge Visbal Martelo y José F. Lafaurie, habían decidido convertir al FNG en inversionista de la ineficiente y poco transparente empresa Frigoríficos Ganaderos de Colombia (FRIOGAN S.A.), poniendo en riesgo el patrimonio de los ganaderos, pese a las advertencias de la CGR. 

Un segundo hallazgo de la Contraloría se refería a las dificultades en el acceso a la información pública y las inconsistencias en las cifras de los ciclos de vacunación y la compra de las vacunas. Igualmente, varios Comités departamentales de ganaderos habían hecho pública su inconformidad con la falta de representatividad de los pequeños ganaderos y la ausencia de democracia gremial al interior de Fedegán. Malestar que llevó a varios Comités a retirarse de la Federación y formar rancho aparte en la nueva confederación de ganaderos (Confegan).

Otro hallazgo de la CGR se refería a la poca transparencia en el manejo de los gastos administrativos y las reiteradas confusiones entre las cuentas del FNG y la Federación. En un `memorial de agravios’ levantado por Confegan, se señalaban los reiterados pagos de viáticos a los miembros de la Junta Directiva de la Federación por su participación en las reuniones del FNG. En particular, se encontraron giros por montos cercanos a medio millón de dólares a las cuentas bancarias del expresidente Visbal en el exterior, sin ningún tipo de justificación.

Así mismo, Fedegán le hizo entrega de información personal de los ganaderos de Córdoba y otras regiones a los paramilitares, quienes la utilizaban para presionarlos electoralmente en la votación por las listas de sus candidatos.

Este conjunto de hechos delictivos fue puesto en conocimiento de la Fiscalía y las autoridades judiciales, sin que hasta la fecha se hubieran adelantado las investigaciones correspondientes.

Solo ahora, con el concurso de la JEP y de las investigaciones adelantadas por la Comisión de la Verdad, se ha comenzado a debelar el entramado de corrupción y felonía que hundieron los esposos Lafaurie-Cabal.

¿También caerán

 

Luis Alfredo Muñoz Wilches, enero 23 de 2022


Postre 1

El espectáculo mediático que armó el Fiscal Barbosa para entregarle a la aturdida ‘opinión pública’ el vertiginoso resultado de las investigaciones del crimen del reconocido estilista y su madre, habla bien de la fiscalía y muy mal del Fiscal.

Postre 2

Las primeras reacciones del presidente de Fedegán de señalar que las acusaciones en su contra forman parte de una campaña de persecución de la izquierda, no solo demuestran lo atortolado que está, sino el cinismo de su convivencia con las convivir.

domingo, 9 de enero de 2022

No mires arriba ni atrás …

“Nada fortalece más el autoritarismo que el silencio” 

Leonardo Da Vinci

No mires arriba” (Don´t look up) es ese tipo de película que uno tiene que ver, en medio de bostezos, con la curiosidad de llegar hasta el final para entender por que ha tenido una acogida tan espectacularmente dispar. 

De una parte, la inmensa aceptación de un público que la convirtió rápidamente en la 1ª tendencia en Colombia y en la 3ª película más vista en el mundo, con cerca de 120 millones de espectadores. Del lado de la crítica ha sido calificada como un bodrio aburrido y un plagio del famoso episodio de los Simpson, “El Cometa de Bart” (1990). En ambas, se utiliza el mismo argumento de la saga de ciencia ficción Armagedón (1998), de un meteorito que destruirá la tierra, para demostrar como la estupidez humana puede provocar la destrucción del planeta.

En esta parodia -de uno de los directores `looser´de Hollywood- el fin del mundo se presenta como una escena apocalíptica donde políticos mediocres, ricachones cínicos, medios de comunicación banales y ciudadanos negacionistas, se dan cita para contemplar en la pantalla chica, el trágico desenlace de un mundo irremediablemente destinado a explotar en mil pedazos.

En nuestro país del ´Sangrado Corazón de Jesús`, la realidad supera con creces la ficción. 

Desde hace varios meses el superyó, el supremo, lo venia advirtiendo con sus twitter apocalípticos de “ojo con el 22”, y al despedir el año lo pudo confirmar cuando en la encuesta Invamer 50, registró el indice de favorabilidad más bajo en los últimos 25 años del régimen uribista. Paradójicamente, esto ocurre cuando las luces del opaco mandato de su ungido comienzan a apagarse y la imagen del presidente Duque caé al nivel más bajo de desaprobación de los mandatarios colombianos en los últimos tiempos (72%), quien solo atina a expresar que esto le ocurre por que los colombianos no comprendemos la grandeza de su perfección (sic!). 

El fin del oprobioso régimen ocurre en medio de una escena donde, el mandatario trata de convencerse a sí mismo que su ficción de un mundo ordenado y feliz, no funciona por culpa de una realidad que no encaja en su paranoica idea de la perfección. 

Y, cómo era previsible en momentos cómo estos, la oligarquía y la élites depredadoras estaran preparando sus cámaras criogenéticas para transportarse a los nuevos paraísos fiscales, donde pudieran disfrutar de sus enormes fortunas, amasadas con el sudor, lágrimas y sangre de miles de desposeídos, violentados y exprimidos trabajadores y contribuyentes.

Sin embargo, en medio de este cuadro apocalíptico, está la esperanza de millones de ciudadanos colombianos de que “las estirpes condenadas a cien años de soledad, tendrán una oportunidad sobre la tierra

Luis Alfredo Muñoz Wilches

Enero 7 de 2022

 

Postre 1:

La frontera caliente del Arauca vibrador es ahora el escenario de una nueva masacre, está vez por cuenta de los enfrentamientos entre los grupos armados ilegales del ELN y las disidencias de las Farc, atizados por la contrainteligencia del Ejercito y pagados con los dólares del petroleo sangriento.

 

Postre 2:

La mano dura y la cabeza caliente del imputado expresidente Uribe quedo reflejada de cuerpo entero cuando decidió hacer su campaña electoral pidiendole el votico por el CD a las estatuas.

lunes, 13 de diciembre de 2021

Lo bueno, lo malo y lo feo de las elecciones a Consejos de Juventud

Las cosas son y parecen ser, y nada aparenta

el secreto de la vida que lleva.”

Manía de la duda, Fernando Pessoa


En medio de la apatía generalizada, denuncias de fraude y la persecución a los líderes de la primera línea, se llevaron a cabo los comicios para la elección a los nuevos delegados a los Consejos Municipales de Juventud -CMJ-. Una figura creada por la Ley 1885 de 2018, mediante la cual los integrantes de los CMJ deben ser elegidos en votación directa de los jóvenes que hacen parte del censo electoral. Según la Registraduría, el censo lo conforman dos grupos: uno de mayores de 14 a 17 años, incorporados al censo en el lugar donde se expidió la tarjeta de identidad, y otro entre los 18 y 28 años, incorporados según la circunscripción donde se encuentren habilitados.

De acuerdo con el censo (Dane, 2018), los jóvenes en Colombia son 12’537.557, el 49,6% mujeres y 50,4% hombres; una fuerza electoral determinante, capaz de elegir el próximo presidente de Colombia. A pesar de esto, los jóvenes solo comenzaron a tener un reconocimiento formal, a través de la expedición del Estatuto de Juventudes (2018). Pero fue solo mediante el estallido social del S19 y, particularmente, del A21 que el país se dio cuenta de sus necesidades y frustraciones. Situación que la pandemia del Covid 19 exacerbó, disparando los índices de pobreza, desempleo y exclusión de este grupo de población.

Por esas razones, el profundo malestar de una juventud inconforme se transformó en un torrente incontenible que desbordó los estrechos causes institucionales y se tomó las calles para hacer sentir sus voces de protesta. La respuesta del gobierno Duque fue desconocer estos reclamos y desatar la más brutal represión policial, que tubo un altísimo costo en vidas humanas. 

Hoy, siete meses después, las denuncias de violación de los DDHH (CIDH, 2021) permanecen en la impunidad y, por el contrario, la fiscalía ha desatado una embestida judicial contra los líderes de la protesta juvenil en todo el país. Durante las últimas semanas han sido detenidos más de doscientos integrantes de la primera línea, acusados por delitos de concierto para delinquir agravado, fabricación, porte y trafico de objetos peligrosos (léase escudos, cascos y guantes), secuestro y tortura de servidores públicos e instigación para delinquir con fines terroristas. Delitos que suman penas de más de 25 años de cárcel. Esto ocurre al mismo tiempo que los responsables de asesinatos, torturas, y lesiones personales de más de 4.680 victimas de la violencia policial permanecen libres.

Esta semana se conoció un nuevo informe periodístico sobre la investigación adelantada por el grupo “Cero Setenta” de la U. de los Andes, con el apoyo de la agencia de noticias públicas FAByB, que da cuenta del evidente planeamiento y la complicidad de las autoridades de policía de Pereira con los perpetradores del crimen de Lucas Villa.

Estas dolorosas circunstancias señalan las razones por las cuales los jóvenes sienten una profunda desconfianza con el gobierno actual y carecen de credibilidad en las instituciones públicas. De acuerdo con la encuesta sobre percepciones (U. Rosario, 2020)[1], los jóvenes desconfían profundamente de instituciones como la policía (71%), las autoridades locales (77%), la presidencia (87%) y el congreso (88%). Igualmente, la más reciente encuesta de Invamer señala que la imagen del presidente Duque cayó 16 puntos y alcanzó el 70% de desaprobación.

En este contexto, la convocatoria a los jóvenes a participar en el proceso electoral cayó en el vacío del escepticismo y la apatía. De una parte, el desconocimiento de la mecánica electoral y, de otra, la falta de información oportuna y las fallas en el diseño del tarjetón electoral, frustraron la posibilidad de participar en este simulacro de representación política.

Los resultados del reciente proceso electoral señalan que los votantes fueron menos de 1,28 millones, con una abstención del 90% y casi 300 mil votos nulos. Lo cual señala las grandes fisuras existentes en el sistema electoral colombiano, y particularmente, el pésimo manejo de este proceso por parte del registrador nacional, quién afirmó sin sonrojarse: “lo importante no son los votos, sino el ejercicio democrático”. 

En materia de la participación política, los resultados nos dejan un sabor agridulce. La proliferación de listas (7.824) y candidatos (41.825), donde predominaron las listas de los partidos y movimientos políticos (54,2%), seguidos de las listas independientes (28,2%) y de listas que representaban procesos y prácticas sociales (17,5%), señalan la profunda atomización de los procesos de organización política juvenil.

Como era de esperarse, en este río revuelto de intereses y representaciones, la ganancia la obtuvieron los partidos políticos que lograron el 56,4% de los votos, mientras que los independientes alcanzaron el 29% y las listas de los procesos y prácticas organizativas de las juventudes solo el 14,5% de los votos. Demostrando una vez más que, con la famosa “operación avispa”, los partidos tradicionales siempre obtendrán una cosecha electoral. 

Esta vez la “cosecha” de votos, fue facilitada por la resolución 15881 de la Registraduría, expedida subrepticiamente la noche anterior (4 de diciembre) al día de las elecciones (05/12/2021), por medio de la cual, el avezado registrador Alexander Vega, autorizó a los jóvenes entre los 14 y 17 años a votar en cualquier puesto de votación, diferente a donde se hallaban inscritos. Abriendo así la compuerta a cualquier tipo de fraude (múltiple votación de la misma persona o la trashumancia electoral) y cambiando las reglas del juego a último momento, tal como lo advirtió la Misión de Observación Electoral.

Por las anteriores razones, se puede colegir que la abstención electoral -al igual que el voto en blanco- no constituye ningún tipo de sanción social sino la expresión de una “enfermedad infantil “, que se caracteriza por una precaria cultura política que facilita el predominio de los intereses de las maquinarias electorales, acostumbradas a aceitar los procesos electorales con prebendas que les garantizan la consecución de votos y la manipulación de los resultados.

Luis Alfredo Muñoz Wilches, 13 diciembre de 2021

Postre 1:

La última “jugadita” del HP, César Lorduy, de la bancada de Cambio Radical y cercano al Clan Char, de incluir un articulito (art 68) en el proyecto de ley anticorrupción que ordena cárcel a los periodistas que denigren de un funcionario público, es un atentado contra la libertad de expresión y constituye un descarado intento de imponer la mordaza a la libertad de prensa.

Postre 2.

Ante la presión de los organismos defensores de la libertad de prensa y de escandalo internacional, el presidente Duque tuvo que salir a regañadientes a solicitarle al Congreso el retiro de articulito Lorduy, que intenta imponer una mordaza a la prensa independiente. Esperamos que no sea solo un arrepentimiento de dientes para afuera, como nos tiene acostumbrados el presidente, en materia de defensa de los DDHH.

Postre 3:

La senadora Angélica Lozano abandonó la tolda de los verdes para pedir oxigeno en las filas de Ingrid Betancur. Verdes se crían y el oportunismo las marchita.



[1] Universidad del Rosario y El Tiempo (2021). Encuesta ¿Qué piensan, sienten y quieren los jóvenes?,   

martes, 23 de noviembre de 2021

El discreto encanto de la burguesía nazional


“Detened al terror y a las mordazas
para que renazca, joven, en España
la vida verdadera, la sangre jubilosa,
la ternura feroz de un mundo libre.
¡Detened a la muerte, camaradas!”
No pasaran, Octavio Paz

El más reciente escandalo protagonizado por la Policía de Tuluá tuvo un alcance mundial y provocó una inmensa reacción y condena del cuerpo diplomático de varios países. En una conmemoración histórica -que la directora nacional de la Policía declaró un evento pedagógico- los uniformados exaltaron a las tropas nazis y un miembro de la policía, disfrazado de Adolfo Hitler, encabezaba un grupo de policías que lucían uniformes y las insignias nazis.

El evento señalado como un hecho indignante, provocó la reacción del embajador de los EE. UU., quién se declaró “consternado” y “profundamente decepcionado”. En igual sentido se pronunciaron las embajadas de Alemania e Israel, para quienes “ninguna explicación es suficiente”

Este bochornoso incidente, nos hizo recordar la denuncia del periodista Daniel Coronel, sobre la exaltación que hiciera un tradicional y prestigioso club social de la capital de la República, a la doctrina nazi y a la figura de Adolfo Hitler, mediante la exhibición de un desfile militar nazi encabezado por Adolfo Hitler, el criminal que ordenó el genocidio de seis millones de personas, entre judíos, gitanos, homosexuales y comunistas.

En estos episodios, aparentemente aislados -al igual que en la magistral película de Buñuel, donde el embajador de una República bananera- nos sirve de hilo conductor para deshilvanar el ovillo de la soterrada admiración que las elites colombianas les profesan a las dictaduras. Cómo lo dijera el filosofo de Neiva, la burguesía colombiana es democrática, de dientes hacia afuera, pero su afición es la dictadura.

La historia reciente del país así lo demuestra. Pasamos de un régimen dictatorial, que hizo del “estado de sitio” la forma más frecuente de gobernabilidad en el siglo XX, a la figura actual del “estado de excepción” para ejercer la dictadura civil, donde el presidente concentra todos los poderes, legislativo, judicial, electoral e, incluso, las agencias de control. 

En ambos casos, las élites en el poder han hecho uso de la doctrina de la seguridad para colocar a las FFMM contra la ciudadanía, y desatar largos períodos de violencia, persecución y exterminio de las fuerzas opositoras. En los años 50 del siglo pasado, el ejemplo de la España franquista y la narrativa del “enemigo interno”, les sirvió para entronizar dentro de los cuerpos de seguridad del estado, los discursos de odio y estigmatización del adversario, dejando como saldo más de medio millón de víctimas.

Durante los últimos 20 años, esa misma narrativa se hizo hegemónica en Colombia, bajo el mandato de la “seguridad democrática”, que el expresidente Uribe le vendió al país como la guerra del estado contra el terrorismo de las Farc. Doctrina que justificó el uso de todas las formas de lucha, legales e ilegales, incluida su alianza con el paramilitarismo y el narcotráfico. Esta guerra que le costó al país la cifra de más de 200 mil muertos, 8 millones de campesinos y campesinas desplazados, 6.450 ejecuciones extrajudiciales, el copamiento de extensos territorios de la Colombia profunda y la captura del estado por parte del narcotráfico y la inmensa corrupción de la clase política tradicional.

De este inmenso pantano, en que se sumió el país durante los dos mandatos de Uribe, comenzamos a salir cuando, el presidente Santos decidió apartarse del legado de su mentor, y encaminarse hacia la búsqueda de una salida política al conflicto armando; camino que finalmente nos condujo a la firma del Acuerdo de Paz en la Habana, que ahora llega a su 5º año de vida. 

Sin embargo, el Acuerdo de Paz alcanzado con la guerrilla de las FARC, no ha estado exento de escollos y avatares. El primero de ellos estuvo en el nacimiento mismo del Acuerdo, cuando el presidente Santos decidió someterlo a la aprobación de un plebiscito, en lugar de una oportunidad para lograr un gran acuerdo nacional de reformas. Este camino nos condujo a la primera gran frustración al perder el plebiscito frente a las fuerzas del NO. Un verdadero triunfo pírrico que, aún hoy sigue sido el caballito de batalla del desvanecido Centro Democrático, le ha servido para oponerse rabiosamente a los acuerdos y reclamar su ilegitimidad.

El segundo escollo, lo representó la falta de voluntad política para reformar las FFMM y sacar de sus filas la doctrina del “enemigo interno”; razón por la cual, la cúpula militar ha continuado haciendo uso de sus prácticas anti insurgentes, que se han traducido en permanentes abusos de los DDHH, ejecuciones extrajudiciales, y reiterados escándalos de corrupción e impunidad, que dejan entrever las “orejas de burro” de una oscura postura autoritaria.

El tercer escollo, lo constituye el incumplimiento de los acuerdos legislativos relacionados con las garantías y seguridad para la reincorporación de los excombatientes, la representación política de las víctimas y, particularmente, la reforma política que le ofrezca un nuevo marco para la participación democrática y la expresión de las nuevas ciudadanías. Particularmente, el derecho a la participación y la protesta ciudadana han sido brutalmente reprimido por parte del actual gobierno, en los más recientes estallidos de protesta juvenil. El balance de estos abusos quedó ampliamente documentado en los informes de la CIDH y en los registros, on line, de las redes sociales y los medios alternativos de información. Hechos que aún hoy, siete meses después, no han logrado ser esclarecidos y permanecen en la impunidad, pese a los reclamos de los organismos internacionales de los DDHH. 

El cuarto escollo ha estado centrado en la incompetencia y el descaro de Duque para hacerle “jugaditas” a la paz. En su primera acción legislativa, se negó a sancionar la entrada en vigor de la JEP, tal como se lo había ordenado el expresidente Uribe. Luego, intento frenar la acción de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, asfixiándola económicamente y obstaculizando la prolongación de la Ley de Víctimas. Y más recientemente ha saboteado el otorgamiento de las curules a las víctimas.  

Sin embargo, el Acuerdo de Paz trajo consigo una refrescante oxigenación al país, al remover las estancadas aguas del conflicto armado y abrir las exclusas para que las nuevas ciudadanías y los movimientos políticos alternativos comenzaran a forjar caminos independientes de expresión y de protesta. Aún, en medio del intento del gobierno actual de hacer “trizas” el Acuerdo de Paz y del alto numero de víctimas y asesinatos que ha costado su avance, la marea de la resistencia y la inconformidad popular ha seguido creciendo, tal como lo demostró el estallido social del paro nacional en los meses de marzo, abril y mayo del presente año.

En este nuevo escenario de la postpandemia, la burguesía criolla ha buscado remozar su discurso antidemocrático, bajo la narrativa de que lo que se esconde, detrás de las protestas sociales en Colombia, es la expresión de lo que Alexis López, un entomólogo chileno de extrema derecha, denominó la “revolución molecular disipada. Según está flamante “teoría”, las nuevas formas de la protesta social en América Latina son la expresión de movimientos de guerrillas urbanas desarticuladas que combaten “molecularmente al sistema para sembrar el caos e imponer su propia dominación”. 

Esta concepción encaja perfectamente en la ideología uribista que ha tildado de guerrilleros a sus opositores políticos, a los lideres sociales, a los ambientalistas y a los defensores de las víctimas, con los cuáles mantiene una encarnizada disputa en los tribunales de justicia, buscando enjuiciarlos con testigos y testimonios falsos. Al mismo tiempo que justifican el uso de la violencia policial contra los manifestantes y hasta el bombardeo de jóvenes y niños, a quienes el Min defensa llama “maquinas de guerra”.

No es casual, que este oscuro personaje haya sido citado por el expresidente Uribe en un tweet, en medio de la protesta social de este año, donde invoca a las FFMM a “resistir la revolución molecular disipada que impide normalidad, escala y copa” y al mismo tiempo sea un invitado especial del gobierno de Duque, para dar cátedra en la Escuela Superior de Guerra, a un grupo de oficiales que hacen el curso de ascenso a generales del Ejercito colombiano.

Esta pseudoteoría de la “revolución molecular disipada” constituye una vulgar tergiversación de los planteamientos de filosóficos franceses como Foucault (1966), Deleuze (2005) y del psicoanalista Félix Guattari (1977), para quienes, la revolución molecular, es una forma de liberación de la subjetividad, que se encuentra oprimida por los súper poderes que reprimen nuestros deseos y hacen del miedo, un instrumento para mantener la subordinación al tirano. El “embrujo autoritario” es el hijo legitimo de miedo en que se apoya el discurso autoritario. Es el mismo discurso que el año 2016, logró despertar el temor religioso a la “ideología de género” para colocar en contra del plebiscito por la paz, a muchos movimientos cristianos. Y, luego en las elecciones del 2018, género zozobra en el electorado con el temor al “castro chavismo”, para favorecer al candidato uribista que finalmente, con la ayuda de la corrupción electoral y la compra de votos, llevó a la presidencia a Iván Duque.

Pero está dinámica cambió radicalmente con la protesta estudiantil de finales del 2019 y, sobretodo, con el estallido de la protesta juvenil y popular de los meses de marzo-abril y mayo de 2021, que produjo un profundo malestar cultural en la sociedad colombiana. 

Naturalmente, a este remezón, contribuyó generosamente la pésima gestión económica, social, internacional y política del presidente Duque. Quién terminó por cocinarse en su propia salsa de vanidades, lisonjas y estupideces. Este presidente pasará a la historia, no solo por su total desconexión y desprestigio ante la opinión pública nacional e internacional, sino por el mérito de haber logrado hacer trizas a su propio partido. Un logro que difícilmente le reconocerá la burguesía nazional que discretamente lo ayudo a elegir y tampoco se lo agradecerán sus correligionarios, a quiénes deja tirados en el fondo del barril de los puercos.

Postre 1:

La HP Jennifer Arias -presidenta de la H. Cámara de Representantes- Falla el derecho de autor y viola los derechos patrimoniales, con un abultado plagio en su tesis de maestría en Gobierno y Políticas Públicas. Así lo confirmó la Universidad Externado de Colombia en un comunicado donde ratifica la investigación iniciada por el portal Plagios y declara la existencia de una violación a los derechos de autor. ¿Será que ahora el gobierno la premiará con un encargo diplomático? Largo, ya.

Postre 2:

La presidenta (encartada) de la Comisión Quinta constitucional, la HP senadora Esperanza Andrade Serrano (Partido conservador), la vimos atragantarse con la intervención de senador Gustavo Petro, reclamando el pronunciamiento de la Comisión Primera del Senado contra las calumnias de María Elvira Salazar, congresista república por el Estado de la Florida, cercana a Álvaro Uribe y quién fuera elegida con el apoyo del CD.

 

Luis Alfredo Muñoz Wilches

noviembre 23 de 2021