“En un ojal sangraba un clavel; en un saco ajustado se
adivina la daga.
Bruscamente sentimos que jugaban su última
carta,
que eran taimados, ignorantes y crueles como viejos
animales de presa
y que, si nos dejábamos ganar por el miedo … acabarían
por destruirnos”
(JL Borges, El hacedor)
Los
economistas somos aficionados a los juegos de la adivinación. La misma ciencia
económica ha desarrollado una gran variedad de instrumentos de predicción, la mayoría
asociados con modelos matemáticos y econométricos, pero también se han
elaborado muchas metodologías conversacionales que nos permiten anticiparnos a
los acontecimientos y construir escenarios prospectivos del desempeño de la
economía.
El
año pasado, me anime a realizar algunas predicciones sobre el proceso de paz que,
sin lugar a dudas, constituye el acontecimiento más importante en la historia
reciente del país y, a juicio de muchos analistas del mundo contemporáneo, tal
como lo ha reconocido la comunidad internacional al otorgarle el Premio Nobel
de Paz al presidente Santos y al declarar a Bogotá “Ciudad Mundial de la Paz” del año 2017. En mis predicciones del año
2016 -inspiradas en las cabañuelas de los primeros días de enero- tuve muchos
aciertos, pero también grandes decepciones. Acerté en relación con los temas
del aumento de precios de los alimentos, a causa de la seguía y el
recalentamiento global, la firma del Acuerdo de Paz, la conformación del
gabinete de la paz, aprobación del “fast track” como mecanismo expedito para
tramitar los acuerdos en el Congreso, y el desgaste de la imagen del presidente
Santos. Falle, cómo todas las encuestas, en la aprobación del plebiscito.
Por
estas razones, me he tomado el tiempo para madurar las apuestas de este
año del “gallo” y entregarles, a la inmensa minoría de mis lectores, una
versión más recargada de las predicciones 2017. El año comenzó con la
consumación del “fallo” de las urnas
del intrincado sistema electoral gringo, que ungió como presidente de los EEUU,
el excéntrico magnate neoyorquino D. Trump, quien inmediatamente puso en marcha
su “retórica del odio” xenófobo, homofóbico y misogeno, aprobando un primer
decreto para impedir el ingreso de ciudadanos de 7 países musulmanes y una
serie de órdenes ejecutivas para acelerar las “expulsiones expeditas” de los llamados por Trump “tipos malos” que son los millones de
indocumentados que viven en los EE.UU. El lenguaje y la postura de Trump se parecen
cada vez al “villano” de los cowboy norteamericanos.
¡Un verdadero regreso al pasado! Afortunadamente, estas medidas ejecutivas fueron
bloqueadas por las Cortes norteamericanas por su abierta violación a los
derechos civiles, que son el fundamento de la democracia norteamericana. The Apprentice Trump continuó con sus pesadeces
de construir un muro de 1.000 millas a lo largo de la frontera con México y
hacerlo pagar mediante la imposición de un arancel del 35% a las importaciones
desde el país vecino. Lo cual, a todas luces, resulta un disparate. Cualquier
estudiante de primer semestre de economía sabe que los aranceles, como
cualquier impuesto, lo pagan los consumidores. Y no contento con esto, con el
estilo camorrero y chabacano que lo caracteriza, continúo insultando y casando
peleas, a diestra y a siniestra, con artistas, personalidades democráticas, con
las cortes, con varios mandatarios de países amigos, y hasta con la prensa
norteamericana independiente, a quienes acusa de ser los responsables de la caída
vertiginosa de su popularidad. De tal manera, que en su primer mes de gobierno
logro el record guinness, de dilapidar más de la mitad de su capital político.
En
el escenario local, el primero de enero se puso en marcha el cronograma del
Acuerdo de Paz firmado entre el Gobierno Nacional y las Farc, más conocido como
D+180, que debe conducir a la desmovilización, la entrega de armas, y la conversión
de las Farc en un movimiento político legal. El proceso, como era previsible,
no ha estado excepto de escollos y sobresaltos, que comenzaron con los
retrasos, por parte del Gobierno, en el alistamiento y el equipamiento de las
zonas de concentración. Lo cual generó tensiones y protestas por parte de la
insurgencia. No obstante, al finalizar el mes de enero (D+30) se logró la
concentración de 6.900 hombres y mujeres de las Farc en las 26 zonas de
concentración transitoria, lo que constituye el comienzo del fin de las
Farc-ep. Este proceso se ha venido cumpliendo paralelamente con el trámite,
lento y tormentoso, de los proyectos de Ley que sentarán las bases normativas
para la implementación de los Acuerdos de Paz. Las discusiones sobre la
justicia transicional en el Congreso han sido particularmente tortuosas, lo
cual no ha permitido su aprobación express.
En particular, el trámite de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), se ha visto asaltado por diversas
fuerzas que pujan por descarrilarlo, con la vana esperanza de abortar la
implementación del proceso de paz. De continuar estos agudos enfrentamientos se
corre el riesgo de que el proceso de paz entre en barrena y el cronograma de
implementación de los Acuerdos se detenga. La desconfianza y el desaliento que
se comienza a ver en la opinión nacional frente a la suerte del proceso de paz,
es un terreno abonado para que el desorden y la confusión que están generando
los enemigos de la paz, nos conduzca a un callejón sin salida. Situación que
fue particularmente visible en la Cumbre de Nobeles de Paz, celebrado
recientemente en Bogotá, donde el entusiasmo y la alegría de los invitados
internacionales, contrastaba con la parca y precaria asistencia de los locales.
Situación, está que se prolongará hasta la terminación del primer trimestre y solo
la pausa de la semana santa traerá sosiego al tempestuoso proceso de paz.
Es igualmente
previsible que, al comienzo del segundo trimestre, como en los versos de
Gustavo A. Bécquer, “vuelvan las oscuras
golondrinas …”, y las lluvias traigan la necesaria tranquilidad, para
desentrabar el proceso de paz. Con la llegada del General Naranjo a la
Vicepresidencia, los señores de la guerra
tendrán un interlocutor creíble, que hará posible sus gritos de guerra no sigan
encontrando eco en los medios y se encuentre un nuevo derrotero para proseguir
en el proceso de implementación de los Acuerdos. A estas alturas la JEP y el fast track serán una realidad. Sin
embargo, está transición no será fácil ni tranquila. Las fuerzas hostiles al
proceso de paz, habrán tomado la delantera, favorecidas por la inacción de un
gobierno muy desgastado, que con el sol a las espaldas tendrá una precaria
gobernabilidad, y por la agudización de las tensiones y enfrentamientos entre
las fuerzas que defienden y las que oponen al proceso de paz. El clima de
confrontación política hará que renazcan los enfrentamientos en los territorios
de postconflicto, con el saldo trágico en vidas y, especialmente, el aumento de
los asesinatos de líderes y dirigentes sociales. Esta situación, de
incertidumbre y creciente desconfianza de la guerrilla desmovilizada, se
traducirá en una relentificación del cronograma de entrega de las armas, que
demandará muchos esfuerzos y paciencia para lograr reencausar el proceso de
abandono de las armas.
Así
terminaremos el primer semestre del año, con vientos de cola que harán muy
difícil avanzar en el calendario de la entrega de armas. Solo la mediación de
reconocidas voces y líderes de la comunidad internacional, de la jerarquía del
Papa Francisco, hará posible reencausar el proceso y llegar a buen puerto de la
dejación total y definitiva de las armas. Solo hasta el inicio del segundo
semestre de este año, una fuerte reestructuración del gabinete ministerial, le
permitirá al presidente Santos volver a retomar la iniciativa política para
impulsar las reformas pendientes del Acuerdo de Paz. Este gabinete será el
segundo “gabinete de paz” y estará
integrado por los partidos y movimientos políticos que se avienen a una gran
coalición de fuerzas por la paz. Del otro lado del espectro político, también
se observarán los primeros acercamientos para lograr una gran coalición de los
opositores al proceso de paz. La concreción de estos dos grandes bloques de
fuerzas políticas, dependerá de la capacidad de sus líderes para anteponer a
sus ambiciones personales, el interés colectivo. Del lado de las fuerzas que
defienden el proceso de paz, se unirán los partidos y movimientos que han
estado en la Unidad Nacional -con la honrosa excepción del grupo de
parlamentarios y líderes del agonizante Cambio
Radical- con las fuerzas y movimientos políticos de la izquierda
colombiana. Sin embargo, un sector de la izquierda gravitará entorno a una
tercera opción, bajo las banderas de la “anticorrupción”.
Del otro lado del espectro político, se comenzarán a alinear los fuerzas y
movimientos que se han opuesto a los acuerdos de paz, aunque no sea aún viable
que se avengan a apoyar a un solo candidato. En particular, los seguidores del ex
vicepresidente Lleras no encontrarán un ambiente muy amigable para anclar su
candidatura como una de las opciones de la coalición de centro derecha. Sin
embargo, los malentendidos y los escándalos que rodean a algunas figuras
presidenciables harán que se acentúen los antagonismos haciendo imposible la
concreción de las alianzas electorales. En particular, los graves señalamientos
de corrupción y los primeros hallazgos de las investigaciones que se adelantan
por la filtración de sobornos de Odebrecht en la campaña política del Centro
Democrático, frenaran las aspiraciones de unidad de su jefe el expresidente
Uribe.
Pero
si por las todas del Centro Democrático llueve, por los lados de la Unidad
Nacional no escampa. En efecto, la confirmación de las sospechas del ingreso de
dineros del poderoso grupo brasilero a las arcas del tesorero de la campaña del
presidente Santos, también tendrán las repercusiones de un sunami político, hundiendo las aspiraciones de la coalición de
centro-izquierda. Este será el terreno abonado para la emergencia de una
tercería, que comenzará a repuntar en las encuestas electorales como la fuerza
de un outsider colombiano. Con este panorama de enfrentamientos y antagonismos,
comenzará el tercer trimestre del año. Durante este periodo, las Farc harán
tránsito a convertirse en un nuevo movimiento político, con muy poco arraigo en
la opinión ciudadana y un amplio respaldo en sus antiguas zonas de retaguardia.
Situación que agudizará las brechas entre el país urbano y el país rural.
Este
escenario será propicio para que las nuevas negociones de paz se estanquen, y
el ELN se retire de la mesa de conversaciones. Con lo cual comenzará su retorno
a una aislada y cruenta “guerra de
guerrillas” que dejará como saldo la captura de los principales cabecillas
de la insurgencia armada. Tras está pírrica victoria, el Gobierno retomará la
iniciativa, logrando imponer el orden y el control territorial en la mayoría de
los territorios de la confrontación armada. Mientras tanto, el proceso de
implementación de los Acuerdos de Paz de La Habana continua su marcha, pese a
los escollos y los desacuerdos sobre la manera cómo se avanza en la
consolidación de la paz territorial. Solo la perseverancia de la comunidad
internacional de acompañar y apoyar la implementación de las reformas acordadas
y la firme voluntad del gobierno y de la dirigencia de las extintas Farc, hará
posible un tránsito pacífico hacia el postconflicto en los nuevos territorios
de paz.
En
año terminará, en medio de profundas tensiones políticas y restricciones del
gobierno para acelerar la implementación de los acuerdos. Sin embargo, estas
restricciones y la imposibilidad de la oposición de lograr un candidato de
consenso, serán el escenario propicio para canalizar las fuerzas políticas que
respaldan el proceso de paz hacia el escenario de un gran acuerdo nacional que
se va a traducir en un candidato único para enfrentar el proceso electoral del
año 2018. De esta manera, se recupera una precaria estabilidad política que le
retorna la iniciativa política al gobierno y a las fuerzas que apoyan el
proceso de paz. Así podremos tener una navidad en paz!
Luis Alfredo Muñoz Wilches
Febrero 24 de 2017
Luis Alfredo muy bueno el artículo. Cómo estarán las predicciones económicas en 2017, inflación, devaluación, tasas de interés, etc.
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