De dónde es
el que acaba de ganar?
Canción de
San Miguelito
El regreso triunfal de Nairo Quintana a su tierra, coronado como
campeón de la Vuelta a España, marca un hito en la historia del deporte y los
nuevos liderazgos en Colombia. Este triunfo se suma a la generosa cosecha de
medallas y records olímpicos, que los deportistas colombianos le han dado a
este sufrido país, en un momento donde la esperanza y la fe parecen estar
derrotando los sentimientos de odio y venganza de los espíritus violentos.
En el país se ha discutido –más bien poco, diría yo- acerca de las
capacidades individuales de los deportistas colombianos para superar las
condiciones de pobreza y marginalidad de los grupos sociales (afrocolombianos y
campesinos) a los cuales pertenecen estos deportistas. Pero más allá de estas
circunstancias anecdóticas, está la garra de nuestros deportistas para afrontar
las circunstancias adversas, superar sus traumas y lograr las metas que se
proponen. Por estas razones, los colombianos celebramos sus triunfos como si
fueran nuestros y les reconocemos esa capacidad de resilencia que los hace
merecedores de ser los mejores ejemplos de vida para nuestros jóvenes, niños y
niñas, en un país donde abundan los dirigentes que solo piensan en su lucro
personal y utilizan “todas las formas de
lucha” para lograrlo, pasando por encima de cualquier consideración ética y
de los sentimientos morales.
El caso de Nairo Quintana es excepcional. No solo demostró que
tiene toda esas capacidades personales para fijarse metas, cada vez mayores, y
lograrlas mediante el esfuerzo, la disciplina y la persistencia, sino que también
fue capaz de conducir exitosamente su equipo para sortear los múltiples
avatares de estas competencias ciclísticas internacionales y hacerlo campeón.
La capacidad de liderazgo de Nairo también quedo ratificada en sus
declaraciones. Primero en el pódium de Madrid, ante la mirada de millones de
televidentes que siguieron paso a paso la Vuelta a España, fue capaz de leer el
contexto actual del país para decir: “Colombia
es paz, deporte y amor”. Y de esta forma, demostrarle al mundo entero que
el anhelo de paz de los colombianos es un profundo sentimiento que solo los
necios guerreristas se atreven a disentir. Y por estos días, en los merecidos
homenajes que le tributaron en Bogotá y en Boyacá todos sus paisanos, volvió a
ratificar esos sentimientos y anhelos de paz y reconciliación que vive Colombia.
Como dice la canción:
“Lo vieron subir del surco a la bicicleta
La vida dura del campo lo hizo atleta
Su madre nunca pensó, su viejo no sospecho que se estaba formando
a pulso un escalador”
Muy interesante, sobre todo me gusto eso de '...en un país donde abundan los dirigentes que solo piensan en su lucro personal y utilizan “todas las formas de lucha” para lograrlo...'
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