miércoles, 1 de julio de 2020

La encrucijada del presidente del Duque y el callejón sin salida del Uberrimo

                                                                     “Mi cuerpo Embera Wera no se toca, no se golpea, nos viola, no se mata”
Cartel que porta una niña Embera Chamí condenando la violación de que fue victimna otra niña
Este fin de semana el país se vio nuevamente conmocionado por dos trágicas noticias: la violación de Wera Kauchake, la niña Emberá Chami de tan solo 13 años y el anuncio de la alcaldesa mayor de Bogotá, Claudia López, de que pronto volveremos a una cuarentena estricta.
La violación de la niña, por parte de 7 soldados de un pelotón del ejército nacional, conocido en el lenguaje militar como “El Buitre”, ocurrió al parecer dentro de las propias instalaciones del batallón en la población de Santa Cecilia, Risaralda. La niña fue secuestrada y sometida a todo tipo de vejámenes por sus captores durante casi dos días, ante la vista gorda y cómplice de sus superiores. Al mismo tiempo, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, advirtió a los bogotanos que debemos prepararnos para volver al confinamiento estricto, ante el rápido aumento del contagio, el nivel de ocupación de las salas de cuidados intensivos y el número de muertes por coronavirus en la capital.
En estas circunstancias estamos llegando rápidamente a una situación definida políticamente como la “tormenta perfecta”, donde se juntan tres escenarios de crisis: el económico, el político y el de la gobernabilidad. Factores que juntos ponen en jaque la capacidad del gobierno de Duque para enfrentar está tormenta.
En el escenario económico, el presidente Duque, se enfrenta a una verdadera encrucijada entre la economía y la vida. Su tablero de las principales variables macroeconómicas, se ha puesto en rojo: con un desempleo cercano al 22%, una caída del PIB de más de 2,4 puntos y la disminución de las exportaciones en el 52,3%. Más aún, en materia fiscal, las cifras del gobierno no cuadran: la Universidad Javeriana señaló “la poca transparencia en el uso de los recursos públicos para atender la emergencia del Covid-19”, pues mientras el Gobierno Nacional habla de estar destinando el 11% del PIB, en realidad el gasto público efectivamente comprometido solo asciende al 2,4%, y los dineros desembolsados hasta la fecha a penas llegan a 2,7 billones que equivalen al 0,25% del PIB.
En medio de la emergencia, el gobierno se mantiene anclado a una política monetaria ortodoxa que privilegia las operaciones bancarias y sacrifica el necesario gasto público para atender la pandemia, el empleo y el apoyo a las pequeñas y medianas empresas. El presidente Duque, decidió mantener la Ley de Crecimiento Económico que aumentó las exoneraciones a las grandes empresas, representándole al país el 2,8% del PIB, aumentando el hueco fiscal al 8% del mismo indicador. De otro lado, recorta los gastos de salud que demanda la adecuada atención del Covid 19.
En el escenario político, el gobierno perdío la oportunidad de cambiar la trayectoria de polarización y confrontación política e ideológica que se apoderó del país desde la firma de los acuerdos de paz del año 2016. Este clima de polarización dilapidó la oportunidad para hacer un transición pacífica hacia el posconflicto, con tremendas consecuencias para la seguridad de las zonas de reinserción, como lo ponen de presente el asesinato de más de 650 líderes y defensores de los derechos humanos y el incremento de la violencia contra la mujer y los niños y niñas, tal como lo señalan los dolorosos episodios de violación de las niñas Emberá Chamí y Nukak Maku, en Guaviare.
En medio de estas adversas circunstancias, gobernabilidad del presidente Duque se ha tornado muy precaria, por dos razones: la primera relacionada con las facultades extraordinarias de la emergencia económica y la falta de controles políticos.
El gobierno nacional, se ha transformado en una dictadura civil aprovechando la inoperancia del Congreso y la lentitud de las Cortes y ha tomado decisiones que normalmente estarían restringidas, ya sea porque requieren del aval del Legislativo o porque son objeto la resistencia y la movilización popular. Tal es el caso, del retorno a las operaciones de fumigación aérea contra los cultivadores de la hoja de coca y marihuana, en los territorios de las comunidades campesinas e indígenas. El otorgamiento de las cuestionadas licencias de exploración y explotación minera en las áreas de afectación ambiental como los páramos, áreas forestales y de bosques. La venta de los activos empresariales del país, de los cuales la codiciada joya de la corona ha sido siempre Ecopetrol. El rescate de las grandes empresas privadas, para socializar las pérdidas y privatizar sus ganancias. Y, hasta la autorización inconsulta y anticonstitucional, de la llegada de la tropas norteamericanas, interesadas en incendiar el vecindario.
La segunda tiene que ver con el carácter cada más siniestro de la Fiscalia General de la Nación, para perseguir a los opositores del gobierno y encubrir los delitos de sus aliados. Dos casos ilustran la situación:  el escándalo de la “Neñepolítica” y la compra de votos durante la campaña electoral de Duque con dineros del narcotráfico que está haciendo agua la credibilidad del Gobierno ante las reiteradas denuncias; y el reciente intento de exonerar las responsabilidades penales de los violadores y ocultar la complicidad de los altos mandos del ejercito, involucrados en el secuestro y violación de las niñas indígenas y de otras menores de edad.
¿Cómo ha llegado el Gobierno a esta encrucijada? ¿Cuáles son las posibilidades de salir de este “callejón sin salida”?¿Por qué el presidente Duque ha realizado un manejo tan errático, improvisado y poco eficaz para su gobernabilidad?
Existen por lo menos 3 razones que lo explican: la primera tiene que ver con su poca o nula voluntad para corregir el rumbo y abandonar las políticas de riesgo y polarización. Comprometido como está con su mentor y dueño, el expresidente Uribe a quien a le debe su cuestionada elección y la imposición de muchos de sus tóxicos escuderos. 
La segunda razón tiene que ver con la subordinación que le impone su admiración y cercania ideológica con el presidente Trump, quién le traza sus agendas, interna y externa, tal como lo evidencia el retorno de las fumigaciones aéreas y las aventuras para derrocar la dictadura de Maduro y apoderarse de la riqueza petrolera de venezolana.
La tercera razón, tiene que ver con su propia incapacidad para afrontar las “decisiones trágicas”. En la media que no dispone de un soporte político sólido ni cuenta con un “tanque de pensamiento” que lo acompañen en las grandes tareas de la responsabilidad estratégica de gobierno! Por eso ante las preguntas dificiles responde “¿de qué me hablas viejo?”
Como salir de esta “tormenta perfecta”?
Existen por lo menos 5 desafíos estratégicos que son necesarios afrontar para salir de este callejón sin salida:
El primero tiene que ver con el cambio de rumbo para asumir el mayor compromiso ético del momento que es la defensa y el cuidado de la vida en todas sus formas, principalmente de los colombianos que están siendo amenazados por los poderes del narcotráfico y la delincuencia organizada. Cómo dijera Antanas Mockus “la vida es sagrada
Lo segundo es la apuesta por la diversidad y la protección del patrimonio natural y cultural. Ante las amenazas del cambio global es necesario transformar nuestras costumbres, disminuir el acelere, consumir menos energía y producir menos desperdicios.
El tercer desafío consiste en trabajar por la construcción de propósitos colectivos de país, relacionados con la convivencia, la construcción de la paz y la ampliación de la democracia.
El cuarto desafío es lograr la seguridad y la soberanía alimentaria. Es necesario procurar que todos los hogares tengan acceso a fuentes de alimentación sana y que se los proveea de las capacidades para ello. 
Finalmente, el quinto desafío es lograr la estabilidad y fortalecimiento de las instituciones, particularmente de aquellas que nos proveen de la educación y formación, la salud, el agua potable y la seguridad alimentaria.
Tal como lo expresar Estanislao Zuleta “sólo un pueblo escéptico sobre la fiesta de la guerra y maduro para el conflicto, será un pueblo maduro para la paz

Luis Alfredo Muñoz Wilches, junio 30 de 2020

Mi “papita”: Me sumo a la campaña de varios columnista de recordar a los líderes y liderezas sociales y defensores de los derechos humanos asesinados en Colombia recientemente. Por eso quiero presentarles a  Jorge Enrique Ormas, sogamoseño y sociólogo dedicado a la lucha por la agricultura limpia, la conservación de las tradiciones culturales campesinas y productivas del campo y la autonomía alimentaria. Kike O, como lo recordamos sus amigos fue un luchador por la vida y el cuidado de la gente que se opuso férreamente a la explotación minera en el Parque  Nacional Los Farrallones de Cali, lugar donde vivio durante los últimos 10 años y fue asesinado a sus 70 años, el pasado 16 de mayo en su finca Villacarmelo, en la jurisdicción de la Buitrera.

3 comentarios:

  1. Monito, como siempre excellente articulo. Gracias

    ResponderEliminar
  2. Sumaría a los desafíos, las apuestas que los gobiernos locales deben jugarselas para un desarrollo económico más autonomo y autodirigido hacia las necesidades y características poblacionales, acordes a sus recursos y ventajas compartivas. Por eje, territorios con cultivos ílicitos deberían invertir en su industrialización, tal como lo están haciendo en la costa, dónde la inversión extranjera está i teresada en productos provenientes de la coca y marihuana. Territorios agrícolas especializados y transformadores con procesos innovadores. Territorios con desarrollos pecuarios, piscícolas y de producción avícola y lechera en procesos de innovación industrial con tecnologías limpias. Así se promovería el empleo, la inversión y la investigación in sitio.

    ResponderEliminar
  3. Buen analisis. Invitado para que participes en un foro publico para la agencia digital de noticias generacion news..espero respuesta a carlosavelez@generacionnews.com

    ResponderEliminar