martes, 12 de junio de 2012

CAFÉ AMARGO


Hace un par de semanas asistímos a la presentación de una publicación sobre la Crisis y Transformaciones del Mundo del Café. Este libro, bellamente editado por la Universidad Javeriana, se ocupa de los resultados de un exhaustivo y cuidadoso examen de las transformaciones ocurridas en el mundo del café durante las últimas décadas y de cómo los diferentes países cafeteros sortearon las situaciones de crisis. Unos con mucho éxito y otros –como es el caso de Colombia- con graves consecuencias para la productividad y competitividad de sus exportaciones.

La caficultura colombiana no logro enfrentar con éxito las vicisitudes del mercado mundial y tampoco pudo aprovechar la reciente expansión del consumo a nivel mundial. Las cifras así lo demuestran. La producción cafetera colombiana cayó hasta ubicarse en 7,8 millones de sacos en el último año, menos de la mitad de la producción que tuvimos durante los tiempos de bonanza. Igualmente, la participación de las exportaciones Colombianas en el mercado cafetero mundial cayó en 7 puntos porcentuales. Situación que fue aprovechada por los nuevos países cafeteros, como Vietnam e Indonesia para desplazar a nuestro país al cuarto puesto en el escalafón mundial. Posición que está siendo amenazada seriamente por países como Perú e India.

En el contexto Latinoamericano, los estudios reunidos y editados por el experto colombiano Mario Samper muestran que mientras países como Brasil, Perú y Costa Rica, lograron importantes transformaciones a sus caficultoras, consistentes en la introducción de innovaciones y la reconversión de los negocios cafeteros. Brasil, el gigante cafetero relocalizó sus áreas productivas hacia las zonas planas y cercanas al mar, logrando así un crecimiento del 13 puntos porcentuales en su participación en el mercado mundial. Perú, un país prácticamente desconocido hasta hace dos décadas en el mercado mundial, logró especializarse en la producción de cafés suaves (tipo gourmet), ocupando el nicho de mercado donde Colombia tuvo siempre la exclusividad.

De acuerdo con una investigación adelantada por el Banco de la República, la productividad física del cultivo del café en Colombia ha caído cerca del 40%, al pasar de una productividad de 14,4 sacos por hectárea en el 2007, a menos de 8,5% en el 2011. Si bien es cierto, como lo afirma la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), la productividad del cultivo se ha visto afectada por la ola invernal y el envejecimiento de los cafetales, existen otros factores que la Federación se niega a reconocer. En primer lugar, como lo señalan los expertos del Banco de la República, la “excesiva” regulación del mercado interno y la inflexibilidad de las políticas de la Federación, atadas al monopolio de las exportaciones del café excelso. A lo cual se suman, la falta de una política de reconversión del negocio cafetero para enfrentar la reducción y encarecimiento de la mano de obra, el envejecimiento de los cultivadores y la reducción del tamaño de las plantaciones (la “microcaficultura”), han contribuido enormemente a empeorar la crisis de la caficultura colombiana. Tal parece que la Federación prefirió “dormirse sobre los laureles” y ahora tendrá que beberse este “café amargo

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